Había jugado de todo… y todo. Pero con aquellas cartas que apretaba en su mano, de seguro ganaría la partida. Frente al hecho de que ya nada tenía, jugó su sombra…y la perdió. Ésta acostumbrada a la luz de los garitos, al aroma del ron y los cigarros decidió ahorcarse junto a su viejo dueño, cuandose enteró que pasaría a manos de un herrero.
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