Me desvelo en mitad de la noche, sudoroso, con la respiración entrecortada y, al enchufar la lámpara de la mesilla, compruebo las sábanas de mi cama salpicadas de sangre.
¡Qué horror!
Es la tercera noche seguida que me ocurre.
Más que asustado, estoy aterrorizado.
Después de limpiar y cambiar de nuevo las sábanas, pongo la radio buscando algo de compañía y escucho en las noticias que por tercera noche se ha cometido un crimen. Otra persona (y van tres) muerta por arma blanca en plena calle. Y a la policía se le ha vuelto a escapar el asesino. Y yo acabo de ver en el suelo un enorme cuchillo. Y yo no sé qué hacer.
¡Qué horror!
Es la tercera noche seguida que me ocurre.
Más que asustado, estoy aterrorizado.
Después de limpiar y cambiar de nuevo las sábanas, pongo la radio buscando algo de compañía y escucho en las noticias que por tercera noche se ha cometido un crimen. Otra persona (y van tres) muerta por arma blanca en plena calle. Y a la policía se le ha vuelto a escapar el asesino. Y yo acabo de ver en el suelo un enorme cuchillo. Y yo no sé qué hacer.
Tomado de No Comments
David Moreno
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