En una de sus muchas rondas nocturnas, el vigilante del museo se percata del cruce distante de miradas y sonrisas que mantienen ―desde sus respectivos cuadros, uno frente al otro― el muchacho renacentista con túnica y la joven naïf recostada en el lecho. Una dilatación de la pupila casi imperceptible, un destello fugaz en la mirada, un rápido y leve parpadeo, un guiño pícaro, una minúscula contracción del labio. Pero no dice a nadie nada para que no lo tomen por loco.
A la mañana siguiente, antes de que se abran las puertas al público, la encargada de la limpieza imagina medio avergonzada tórridas escenas furtivas y fantasea con fogosos abrazos goteantes, mientras va fregando unas pequeñas manchas de pintura, todavía húmedas, que han aparecido en el suelo entre ambos cuadros. Tampoco lo comenta con nadie.
Tomado de Realidades para Lelos
Sobre el autor: Víctor Lorenzo Cinca
Imagen: Sapphire Cat Emblem, de lutamesta en deviantArt
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