Flash Gordon abre los ojos. Escucha el repiqueteo de los disparos. Ming lo persigue con un arma diabólica. Antes de ser herido apaga el reloj despertador.
Aún no despierta del todo. En el subconsciente desfilan los rostros de sus héroes. Se incorpora al encontrar la imagen de Rodolfo Valentino.
Silba un tango mientras se dirige al cuarto de baño. En el espejo se topa con Juan Pérez, Se siente tan mal que abre el frasco de pastillas somníferas y lo vacía en su boca.
Acerca del autor:
José Luis Velarde
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