El valiente más cobarde del mundo tenía una corbata amarilla demasiado prieta y corta, una copa tiritando ya vacía sujeta por tres dedos y los cordones desatados para caer si hubiera tentación de huir. El cobarde más valiente del mundo tenía lágrimas y mocos hasta las rodillas, palabras ‘rompidas’ en su cabeza y frases sin verbo en el corazón. El cobarde más valiente del mundo no supo degollar de un mordisco el cuello del pollito cuando su plumaje amarillo caminó gracioso y descalzo ante sus ojos. Lo escondió en sus manos, diminuto, tembloroso, y besó su pico.
Tomado del blog El País de la Gominola
Sobre el autor: Daniel Diez Crespo
1 comentario:
Mil gracias por difundir este pequeño micorrelato.
Un abrazo enorme!!!!
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