Mis pretensiones son sencillas y las llevo conmigo sin importar dónde vaya. Cuando estoy en la playa las dejo asoleándose un poco. Incluso en el hotel muchos comentan sobre ellas. Yo me siento orgulloso. Son pequeñas, pero ya saben valerse por sí mismas. Cuando crezcan, quizás no sepa qué hacer con ellas, pero por el momento caben en una valija o en una mesa de luz.
Tomado del blog: Memorias del Dakota
Sobre el autor: Alejandro Bentivoglio
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