Se reunieron alrededor de la pirámide ancestral. Por un lado, los respiradores de nitrógeno que protestaban por no poder quitarse los trajes interdimensionales. A su manera, los que respiraban dióxido de carbono vieron alguna buena posibilidad de acomodarse mejor. Los que vivían del azufre directamente se retiraron a sus naves sin saludar a nadie. No obstante, la nota pintoresca de la reunión la dieron los más extraños y conflictivos, los que pataleaban por todo, los que disfrutaban, todavía, del abundante oxígeno.
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Cristian Cano
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