Las escenas iniciales son de gran crudeza y el trato siempre inhumano. Los métodos, de lo más variopintos; existen incluso manuales y videos explicativos, muy didácticos. Nos atan, nos queman con sopletes, nos arrancan la piel a tiras, nos arrojan productos que irritan las zonas sensibles, nos clavan objetos punzantes, nos rocían con líquidos inflamables y nos prenden fuego, nos sumergen en agua hirviendo, nos meten en hornos... La tortura, en cualquier caso, acaba con la muerte.
Pese a todo, nadie denuncia estas prácticas y cada vez son más quienes lo consideran un arte. Desgraciadamente, los amantes de la gastronomía proliferan deprisa, sin nada que los detenga.
Tomado de Realidades para Lelos
Acerca del autor: Víctor Lorenzo Cinca
1 comentario:
Victor, creo que este es un ejemplo en el que la imagen "destroza" el texto. Si no fuera por la paella (humm que rica!), hubiera aplaudido un relato sobre las corridas de toros, con un giro final gastronómico. No obstante, aprecio el trabajo de hilvanar el primer párrafo.
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