Se encontraba bella, bellísima. Muchos pensaron que era solo un decir su famosa frase —repetida hasta el cansancio—: “Si me cruzara conmigo por la calle, me enamoraría al instante”. Y fue por culpa de ese exacerbado ego que no recordó el famoso efecto Blinovitch (también conocido como la paradoja de Narciso) mientras cumplía una importante misión de reorganización temporal para la agencia en donde trabajaba.
De nada valieron los gestos de advertencia de sus compañeros de viaje. Segundos después de juntar sus labios, ella y su imagen del pasado (tres años más joven, tres años más bella) se convirtieron en polvo del tiempo.
—Qué falta de profesionalismo —comentó alguien.
Acerca de la autora: Tanya Tynjälä
3 comentarios:
Una brillante vuelta de tuerca de un tema aparentemente seco. Muy bueno el mix mitológico-especulativo.
Muchas gracias, Sergio
¡Muy agradable lectura!
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