Ya entendí. Si nos quedamos, morimos. Lo que dejamos atrás, no importa. Al fin y al cabo lo esencial va con nosotros y Yahvé proveerá. Será un largo viaje.
Lástima perder esas mañanas, cuando los chicos estaban en la escuela y Lot iba al templo a dar sermones. ¡Cómo nos revolcábamos con mi asistente personal y las chicas de la limpieza, acariciados por el suave sol, relajados en las tibias aguas de la fuente, olvidados de todo...! Ardo de sólo pensar...
Aún han de estar en la puerta de calle, viendo cómo nos alejamos a paso lento con la caravana. Me muero por darles un último adiós.
¡Ma'sí! ¿Qué puede pasar?
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Fernando Puga
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