Cansado de dormir, se desperezará. Tomará la guitarra que lo espera al borde de la cama y con los dedos la hará volar otra vez a las estrellas. La música ligera de su canción animal provocará un gran temblor en la ciudad de la furia. Se agitará la persiana americana cuando el monitor del cardiógrafo vuelva a mostrar signos de vida.
Cae el sol, pero no la esperanza de que escapes de tu neblinosa zona de promesas. Dale, Gustavo; basta de pulsar. No amo dejarte así. Quiero llevarte para que me lleves a tu locura de amor amarillo.
Fernando Andrés Puga
Imagen de Leo250
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