Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
Césare Pavese
Contra el viento. De cara al sol. No se proyecta su sombra en la pared. Ni en las veredas. Él no tiene sombra. Ni sombra del ángel. No se apura. Ni se preocupa por llegar. Igual se llega, piensa el ángel.
Espera a que el semáforo se ilumine de verde y cruza con pasos seguros. De espaldas. El hombre-apenas-ángel rescata de espaldas a la gente los escombros del pasado y vislumbra en el futuro, acaso el paraíso. Entonces sí, despliega las alas desgarrando la camisa que flamea alocada en su espalda y un estruendo de polillas y de luciérnagas que dormían ajenas, aletean enloquecidas.
Abajo, crece la sombra de un grito en la ciudad que está muriendo.
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