Nadie se atrevió a contar la verdad: éramos cuatro. Yo era el único que podía ver, escuchar y hablar. Por eso nadie habló de mi sacrificio por mis hermanos. No importa. Ya he visto, oído y dicho todo lo que debía. Ya he juzgado toda la bondad y toda la maldad sobre esta tierra.
Esta es la hora de mi revelación. Heme aquí, yo soy. Homozaru, el principio y el fin de todas las cosas.
Tomado de: http://sanchezclaudiabe.blogspot.com/
Sobre la autora: Claudia Sánchez
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