martes, 14 de febrero de 2012

El Cepo - Lola Sanabria


Se sienta en el balancín del porche y escucha, en un silencio de bisagras oxidadas, los golpes y los gritos que reverberan en su cabeza. Cuando la tarde agoniza, enciende el farolillo y observa cómo la luz atrae a las polillas. Caen dentro de la urna mortuoria, con las alas quemadas, apiladas unas sobre otras. A medianoche, se levanta, recorre el sendero de grava, empuja la cancela y sale al camino que lleva al puerto. En las tabernas se encuentran los mejores especímenes. Hombres siempre dispuestos a dar un puñetazo, a romper algún diente. Hombres, muy hombres. Como su padre.

Tomado del blog: Lola Sanabria

2 comentarios:

Susana Camps dijo...

Un título fenomenal para un relato de los que exige relectura. Me gusta la precisión de las palabras y las imágenes, y el tremendo destino que expresan; muy Sanabria, vamos.
Abrazos.

Lola Sanabria dijo...

Gracias por publicar aquí mi micro.
Gracias Susana, por tu comentario.

Par de abrazos.