lunes, 26 de agosto de 2013

Quietud - David Moreno



Tras superar una serie de escaramuzas, el cazador sorprende a su presa y quedan enfrentados. Él a punto de soltar la flecha de su arco y ella, preparada para iniciar la huida. Por un segundo, quizá menos, quedan paralizados, aguardando el desenlace. Mientras, nada se mueve alrededor. Ni los pájaros del bosque, ni las hojas de los árboles, ni el viento, ni las nubes en el cielo. El mismo cielo que cubre a dos enamorados en un banco del parque, a punto de darse su primer beso. Por un segundo, quizá menos, quedan también paralizados, mirándose a los ojos, aguardando el desenlace.
Tomado de No Comments
Sobre el autor: David Moreno

Vocación por amor - Miguel Ángel Molina



Cuando vi a Martina por primera vez supe que era la mujer con la que quería pasar el resto de mis días. Según fui conociéndola todos mis pensamientos se confirmaron, era ella. Cuando decidí pasar de amigo a algo más me dejó bien claro lo que buscaba, y me aseguró que no pararía hasta encontrarlo: “busco un hombre ingenioso, que no se ande por las ramas, capaz de simplificar cualquier complejidad, que me ofrezca una relación intensa y me sorprenda en cada momento” Tras oír todos los requisitos tuve claro el camino a seguir y empecé por hacerme microrrelatista.

Tomado de En 99 palabras


Acerca del autor:
Miguel Ángel Molina

sábado, 24 de agosto de 2013

Terna de Real, Imaginario, Simbólico con aire gastronómico – Héctor Ranea


—Mire K, mejor sería que viniera menos simbólico. Metamorfosearse escarabajo o cucaracha siendo grajo, me parece una representación banal de lo real si no fuera porque es ambiguo.
—¿En qué sentido? —dijo K, dándose vuelta como pudo.
—Sabe a qué me refiero, no se haga el sota. Usted banaliza todo. Hoy dice que es Samsa que se metamorfoseó en no sabe qué bicho raro y busca doble sentido en mis frases. Tiene que proyectar más lo real que lo imaginario en lo que habla. ¡Al menos conmigo!
—Así me siento más real que nunca.
—No lo dudo. Cada forma de vida encuentra lo real en lo que aspira a ser.
—Hablando de aspirar, sus palabras de seminario abrieron mi apetito.
Por cómo se comió al psicoanalista se diría que, más que escarabajo era cucaracha, pero quién sabe dónde están la realidad y lo real. Menos en este cuento.

Sobre el autor: Héctor Ranea

El oficio de tatuar II - Néstor Sebastián Chilano


No te va a doler, le digo a mi amigo para convencerlo. El hombre de los tatuajes no habla mientras trabaja. Todo dura menos de diez minutos. Cuando mi amigo se despierta le pregunto qué vio. “Una serpiente devorarse a sí misma, renovarse, tener plumas, volar, y convertirse en dragón. Y vi un dragón. Me vi en sus ojos. El dragón me comió. Viví en su vientre y cuando salí yo era un ángel, pero un ángel negro. Y te vi a vos entrar en mi casa, molestar a mis invitados y te tuve que echar y como no te ibas te tuve que pegar, hasta casi matarte”. El hombre de los tatuajes descubre la piel de mi amigo. Lo primero que veo es un tridente. No hace falta que vea más.

jueves, 22 de agosto de 2013

Esperanza de vida – Sergio Gaut vel Hartman


“Murió Luis García Berlanga, el notable realizador de cine español. Había nacido en 1921 en Valencia…”
Raimundo sacó la cuenta: 1921 a 1947. Tenía 26 años más que yo. Por lo tanto, me deberían quedar otros tantos años de vida. Hacía esa cuenta cada vez que fallecía un famoso. Sabía perfectamente que era arbitrario, pero cuando murió Sinatra pensó que le quedaban 20 años y con Monterroso, en el 2003, creyó que viviría 25 años más. Se frotó las manos. Sólo faltaba atar un extremo de su vida a la de Rita Levi-Montalcini con la esperanza de que para 2047 el secreto de la inmortalidad ya hubiera sido develado.

Sobre el Autor: Sergio Gaut vel Hartman

El licenciado Salzman y su paciente - Carla Dulfano



Cuando no distinguimos entre entre malos y buenos, comenzamos a alejarnos unos de otros hasta que la soledad se hace insoportable dijo el psicólogo Salzman.
Está describiendo un cuadro de paranoia observó su paciente.
Exactamente.
¿Cómo puede uno saber si sufre de paranoia o de veras lo están siguiendo?
Es muy sencillo: Si hay alguien con usted en la habitación, puede ser que lo estén siguiendo; pero si usted está solo, estamos frente a un caso de paranoia.
¡Haberlo sabido antes! Llevo gastada una fortuna en terapia. Hubiera ido yo a Acapulco en vez de usted.

Sobre la autora: Carla Dulfano

martes, 20 de agosto de 2013

No hay como la pedagogía - Héctor Ranea


—Vamos a ponerlo así —dijo el de la toallita a la mucama de servicio. Ella escuchaba mientras repasaba mentalmente la cantidad de whisky que faltaba del bar de la habitación y vio que no faltaba nada. El otro siguió su perorata.
—Déme su mano que le explico las políticas del Fondo.
Ella se rehusó.
—¿Ve? Los países reaccionan igual. Se niegan. Entonces ¿sabe qué hacemos? —Y el de la toallita la dejó caer mostrando un aparato con un forro con el logo de su empresa. La mucama no necesitó más y le mostró su dentadura de acero afilado. El de la toallita sigue aún con inexplicable diarrea.

Sobre el autor: Héctor Ranea

Plegaria – Sergio Gaut vel Hartman


Los sobrevivientes, habitantes de las cavernas acondicionadas para que la civilización tuviera una segunda oportunidad, construyeron una nueva religión, sincrética, armada con elementos del cristianismo, el budismo, el judaísmo y la tecnofilia. Veamos una de sus plegarias.

Google nuestro que estás en la compu, cuantificado sea tu Nombre; vengan a nosotros tus hallazgos; hágase tu voluntad en la Tierra, como en el cielo, en el ciberespacio y en el futuro sistema financiero. Danos hoy nuestra ración de vitaminas y nutrientes sintéticos de cada día; perdona nuestros errores de cálculo como también nosotros perdonamos a los que lanzaron las bombas; no nos dejes caer en la tentación de construir una civilización como la precedente, muéstranos el camino, facilita nuestras búsquedas, líbranos de los virus y permítenos alcanzar el Nirvana de la Realidad Virtual. Amén.

Sobre el Autor: Sergio Gaut vel Hartman

domingo, 18 de agosto de 2013

Tomografía – Héctor Ranea



—Vamos a hacer una tomografía de su cerebro, don Héctor. Me temo que el problema lo tiene en el tomo 133.
—¿Cómo en las películas? ¿Me van a hacer un modelo 3D del balero?
—No. En su caso vamos a seccionarlo en tomos. Un láser le cortará el cerebro en fetas finas como de jamón de Parma. O uno de naipes, lo que prefiera. Sacamos el 133 y le reponemos todo en el balero. No se aflija, no ponga caras. Es un procedimiento de rutina.
—¿Pero y si se equivocan y me hacen una ensalada de seso?
—No... ¿Cómo nos vamos a equivocar? ¡Acá el que baraja el naipe es un experto, oiga!
—La verdad, preferiría fetas de jamón de San Daniele. Es mi favorito.
—En ese caso, traemos un chef de Italia. No problem. Pero el tomo 133 se lo prometo en un cuadro vidriado.

Sobre el autor: Héctor Ranea

Solucionando problemas – Sergio Gaut vel Hartman


—Mire, licenciado —dijo el paciente acodándose en el diván y atreviéndose a enfrentar al terapeuta por primera vez—. Hago terapia con usted desde hace diecinueve años. Por entonces vine a resolver un problema porque supuse que el psicoanálisis era la solución. Pero ahora empiezo a pensar que no lo es. Esta terapia se eterniza y no veo que hayamos solucionado nada.
—¿Cómo que no solucionamos nada? —replicó el psicoanalista—. Diecinueve años, ciento treinta sesiones por año, unas dos mil quinientas sesiones en total a cien dólares promedio cada una. ¿Cómo cree que resolví mis problemas financieros y llegué a tener casa propia, un yate y pude mantener a mi amante...?

Acerca del autor:
Sergio Gaut vel Hartman

viernes, 16 de agosto de 2013

El truco final - David Moreno


En la convención de magos, niños y mayores se divierten con los trucos e ilusiones representados por los artistas. Cartas, conejos, varitas, bastones y polvos mágicos diversos consiguen encandilar al público presente. Antes de finalizar el espectáculo un último mago sale al escenario. De su chistera toma unos polvos mágicos que lanza hacia la grada y en un abrir y cerrar de ojos se vacía. ¡Hasta el propio mago ha desaparecido! Nadie ha podido preguntarle cómo lo ha hecho y ninguno de los asistentes ha aparecido para contarlo dos días después.

Sobre el autor: David Moreno

Recuerdo reciente - José Antonio Iñiguez Narváez


Cuando abrió los ojos y vio que el Doctor se acercaba a él para alzarlo entre las manos, entre lagrimeos, se vio ensangrentado y pequeño en el reflejo del foco y vio debajo también a una mujer con las piernas abiertas, que lloraba y gemía, gemía y lloraba como la Otra Mujer que pocas horas antes, en un ataque de ira, le había clavado la navaja en su cuello de anciano.

Acerca del autor:
José Antonio Iñiguez Narvaez

Desayuno con mermelada - Sergio Fabián Salinas Sixtos


La hora del desayuno, mi hermana sintoniza el noticiero en la televisión, el comentarista narra con solemnidad: "Se cayó la torre de Pisa"; seguido por una breve semblanza histórica del monumento y a otra cosa mariposa.
—Una lástima, tan bonita torre —dijo mi mamá sin dejar de untar mermelada al pan. Papá dio un largo sorbo al café e impasible siguió leyendo el diario. Mi hermana simuló ser una torre que caía con sonidos de onomatopeyas incluidos.
Miré la imagen de los escombros de la torre y sin saber por qué comencé a llorar.

Acerca del autor:
Sergio Fabián Salinas Sixtos

jueves, 15 de agosto de 2013

Enroque - David Moreno



Durante siglos fue legal el castigo físico en las escuelas con el objetivo de corregir las travesuras y desobediencias de los niños. Se les azotaba y golpeaba con correas y varas. Llegó un día en que estos métodos fueron prohibidos.
En la actualidad, la violencia en las escuelas está de nuevo presente. Y quizá llegue un día en que se prohíban como método de castigo hacia los profesores.

Sobre el autor: David Moreno

Uso de chinches – Héctor Ranea


La chinche es un animalejo de tres patas por lado que me sirve para colgar fotos, apeñuscar recuerdos, saltearme direcciones y todo eso. Lo que pasa es que a veces las ladinas y malenjetadas se mueven y se llevan mis cosas. Una vez encontré un dibujo de mi hijo cuando era niño en una horqueta de un pino, que no suelen tener horquetas. ¡Para qué te cuento! Quise armar una campaña de eliminación de chinches tirando alfileres por todos lados pero no se ensartó ninguna. Mala suerte del principiante. Otra vez les hago un sorteo y a la que gana le doy colonia de alhucema, que le gusta mucho pero se pone tan en pedo que la puedo agarrar para el churrete y la gasto a chistes y ella... ¡se enchincha!

Sobre el autor: Héctor Ranea

sábado, 10 de agosto de 2013

Líos del corazón – Sergio Gaut vel Hartman


Antes de la metamorfosis, Gregor Samsa había estado enamorado de una bella muchacha llamada Helga Schlechter. Pero al transformarlo en un asqueroso insecto, el escritor pisoteó su sueño sentimental de un modo irreversible. O eso parecía hasta que Kafka, tentado por Mondadori, decidió escribir La Metamorfosis Dos. Las esperanzas de Gregor renacieron cuando Helga Schlechter, al comienzo de la novela, despierta transformada en una hermosa Eudicella gralli .
—¡Será mía, será mía! —chillaba Gregor corriendo por todos los rincones de su habitación, convencido de que esta vez podría conquistar a la joven a pesar de su monstruosa apariencia. No obstante la ilusión duró muy poco. Helga Schlechter, una pervertida de órdago, conoció a Enrico Malaspina, un Blaberus craniifer italiano, y se fue a vivir con él.

Acerca del autor:
Sergio Gaut vel Hartman

Errabundos en los desiertos dejados por Homero – Héctor Ranea



En sus múltiples intentos por llegar a Ítaca, Odiseo se topó, cuándo no, con varios personajes, el mayor de los cuales resultó ser el Judío Errante, quien le inventó un nombre que Odiseo olvidó prolijamente. Pero cuando el más famoso de todos los errabundos encontró a Teseo, se espantó, pues creyó llegada su hora para el Tártaro. El héroe del Laberinto le confirmó que seguía vivo por haber vuelto a Naxos a tiempo con Ariadna, pero que desde aquella memorable batalla contra el toro demediado, había quedado sordo.
—El laberinto es confusión acústica, hermano de Ítaca —explicó.
Sordo, pero venerable viejo, el hijo de Egeo caminaba con el paso de los que han perdido su amor para la eternidad.
—¿Acaso has visto a Ariadna? —preguntó con desconsuelo.
Odiseo con premura alzó la vela y dejó esa playa. La cercanía de los muertos lo angustiaba demasiado.

Sobre el autor: Héctor Ranea

Afortunado - Fernando Andrés Puga


Se levantó de la cama con la pereza habitual. Mientras se abría paso entre los restos de sueño que aún permanecían en sus retinas, buscó las pantuflas que había encontrado ayer en el tacho de basura de la esquina, pero no las encontró. Se agachó para mirar debajo del viejo camastro, con tan mala suerte que al apoyar la mano se clavó una gruesa astilla que sobresalía entre los viejos tablones del piso que alguna vez fue de fina pinotea. Comenzó a sangrar profusamente y, claro está, no atinó a nada. Fue desvaneciéndose hasta quedar sentado contra la pata del catre número ocho del parador para indigentes que hay en el barrio. De no ser por el ocupante de la cama de al lado, allí hubieran terminado sus días.

La expiración - Sergio Fabián Salinas Sixtos




El ángel tocó la trompeta final, el sonido se esparció por el mundo entero. Los corruptos se ahogaron en virtud, los lascivos se santiguaron pudorosos, la sed de justicia se apoderó de los odiosos; pero antes del acto final hubo una gota de equidad entre los escogidos y sólo entonces el mundo se apagó como una vela.


El escrutador - Liliana Ruiz


Son las 8:25: ha culminado el tiempo límite y los lentes grandes, nariz puntiaguda y sillón del escrutador esperan paciente a que llegue el mensaje. Una tarde tibia, café a la mano y un cigarrillo. Todo va bien y llega a tiempo el mensaje.
Él lo mira de arriba a abajo, lo escruta, escarba y menea. Mira hacia arriba y a hacia abajo, se sienta, levanta y lee. Camina un paso o dos, consternado, mientras deja la hoja detrás: ya no la necesita, ha leído el mensaje: “No eres más que el personaje de este cuento: te llamas el escrutador”.

Acerca de la autora:
Liliana Ruiz

Simbología familiar - Esther Correa Pérez


Masticaba un pretzel mientras pensaba en lo estúpida que había sido la comida dominical, con mi madre todo el rato de morros porque no habíamos invitado a su hijo del alma, el pequeño Rafi, que en realidad no existía. No es que mi madre tuviera Alzhéimer, lo que tenía era mala idea, y nos hacía la vida imposible sólo por eso.
Comimos paella y bebimos vino, y cuando le convino empezó a gritar; estaba roja como una estufa y se cogía la  cabeza con las manos. Al rato nos dimos cuenta de que le habían salido cuernos, pero no nos inmutamos.

Acerca de la autora:
Esther Correa

jueves, 8 de agosto de 2013

Poema III - José Antonio Iñiguez Narváez


Se escucha el revólver, la triste detonación de un recuerdo que creíamos lejano. Calla al mismo tiempo, el vecindario y la lluvia: de las escaleras se descuelgan hombres como pájaros, voces letales como sentencias tempranas. Miro mis pasos que recorren un pasillo, se abren ante el polvo, desprenden la claridad y vuelven de una sombra en donde ha caído la muerte para siempre. Escucho el lamento de mi esposa, veo a mis hijos que juegan en el cuarto aledaño y evoco la luz que me olvida por un instante. No me dirigen la palabra ni la vista. Intento gritarles pero es inútil. Salgo huyendo de allí, pero en el patio el cielo es una mirada desleída por el sol.
El mundo entonces me recibe con un olor a tierra húmeda, casi inexistente cuando cierro los ojos para caer vencido.

De Recordatorio en un estanque

Acerca del autor:
José Antonio Iñiguez Narvaez

Contingencia simbólica o el capricho de los dioses - Julieta Lazzini

   

Dicen que un Dios orgulloso, un día descendió a la tierra, sobre el territorio de la India, vio que los terráqueos adoraban a las vacas, y que no había ninguna figura que lo representara a él en ese lugar de la tierra. Con resentimiento se acercó personificado en anciano a un niño descalzo, que observaba fascinado, un ritual por el nacimiento de un becerro.
Le preguntó al niño hindú:
—¿En qué te gustaría reencarnar en tu próxima vida?
El niño respondió: —Me gustaría ser una vaca.
—¿Una vaca? ¿Estas seguro?
—Sí, las vacas son sagradas, deambulan en libertad, son adoradas por todos, brindan su leche y nutren a la humanidad, además son muy resistentes a las condiciones de sequía y son fuertes.
El Dios orgulloso le cumplió el deseo al niño hindú que reencarnó en vaca pero nació en la Argentina.


Acerca de la autora:
Julieta Lazzini

Sin alivio - Liliana Ruiz


De sus labios se iban cayendo las palabras, caían sin compás, sin ritmo, vaciadas caótica y sin embargo melosamente en los oídos de aquel que apuraba la taza de café. Eran un revuelto caudal de consejos a quien momentos antes empuñaba una pistola contra su boca. El insomnio, la mesera que no llegaba con la cuenta, la hostil indiferencia de los comensales, y aquella mujer apretujando el café con copiosas y enredadas palabras, atascaron el pensamiento del suicida insomne. En ese momento y a pesar de todo, sólo una cosa lamentaba: el recuerdo del arma disparando.

Acerca de la autora:
Liliana Ruiz





miércoles, 7 de agosto de 2013

Opciones alimentarias - Serafín Gimeno


A la muerte de su madre, asesinato en realidad, Bambi se convirtió en un mal huérfano. Belicoso, irascible, intransigente, ahuyentó a todos los padres adoptivos y familias de acogida. La herida de la pérdida y la amargura de la soledad llegaron a trastocar de tal modo sus instintos, que terminó por adoptar una dieta más acorde con su irreductible agresividad. Bambi se hizo carnívoro.
Con el paso de los años consiguió estabilizarse en algo, comprendió que debía cambiar, que su naturaleza había sido violentada; por otros y por él mismo. Buscó ayuda y tras muchas terapias, conforme a los nuevos tiempos, se hizo macrobiótico.

Acerca del autor:

lunes, 5 de agosto de 2013

Los hunos y los otros - Sergio Gaut vel Hartman


—Soy un muchacho serio, Honoria; mi porvenir es promisorio porque he fundado una empresa exitosa que empieza a expandirse por toda Europa. Los que conocen mi garra y mi empuje dicen que puede llegar a convertirse en un imperio.
—Ay, no sé, Atila. Dicen que usted es bárbaro, pero también se rumorea que donde pisa no vuelve a crecer la hierba.

Acerca del autor:  

El equilibrio de las cosas - Serafín Gimeno


Llegó un día en la sociedad de los lobos en que la escasez de caperucitas no pudo ocultarse por más tiempo. Ya no había almas cándidas suficientes a quienes engatusar y devorar, la pervivencia de los principios sacrosantos de la depredación se encontraba en peligro. Tras muchos simposios, congresos y cónclaves los lobos decidieron que una parte de la población lobuna pasase a adquirir los rasgos y las costumbres de las escasas e irreversiblemente condenadas caperucitas. Y así fue como el lobo se convirtió en un lobo para el lobo.

Acerca del autor:
Serafín Gimeno

Indeciso - David Moreno


A un lado de la sala encontré la fila de los habilidosos, capaces de construir sólidos castillos en el aire o de encontrar una aguja en un pajar sin apenas pestañear. Frente a ella y en contraposición, otra que reunía a los que no saben hacer ni la “o” con un canuto. A medio camino de las dos anteriores, se situaba la de los tramposos que esconden una carta en la manga y los mentirosos, a los que se pilla antes que a un cojo. No muy lejos, vi la fila de los vagos, los que no dan pie con bolo y se tumban a la bartola. Separados del resto, las filas para personas con defectos, los más feos que Picio o los más tontos que Abundio. Y yo me quedé ahí en medio sin saber dónde colocarme: tengo un poco de todo. Tal vez si hubiera preguntado en información. Después de dos horas sigo paralizado en la zona de los que no vamos ni para atrás ni para adelante.

Tomado del blog: http://estebandublin.blogspot.com.ar/

Sobre el autor: David Moreno


Juegos de fantasmas III - Esteban Dublin


En el sótano de la casa, habita un fantasma que se manifiesta todas las noches con quejidos lastimeros por el abandono de un viejo amor. No está de más decir que tiene el gran privilegio tener una cava contigua al sótano, donde bebe sin remordimiento todo el licor que adquirió en vida. Después de años en esta casa, nadie puede creer que yo pueda convivir con un alma en pena. Pero el caso es que cuando llega la noche, yo también bajo hasta la cava donde ahogo mis penas en el alcohol con el fantasma como cómplice. Que él esté muerto y yo vivo da igual. Ambos sufrimos la perfidia de la misma mujer.

Tomado del blog: http://estebandublin.blogspot.com.ar/

Sobre el autor: Esteban Dublín


jueves, 1 de agosto de 2013

El orador - Miguel Ángel Molina


Al comenzar sus charlas un silencio expectante se impone a su alrededor, pero unos segundos después aparecen las primeras sonrisas burlonas. Quizás no le ayude mucho ese traje raído, que le queda dos tallas grande, ni sus barbas a lo Valle-Inclán. Cuando termina su perorata ya nadie aplaude ni le aguardan para que les amplíe detalles sobre lo contado. Se esfumaron aquellos años en los que sus alumnos se peleaban por estar en primera fila para escucharle. Hoy tumbado en un banco de la plaza, apura un cartón de vino esperando a que la inspiración le asalte de nuevo.

Tomado de http://en99palabras.blogspot.com.es/


Acerca del autor:
Miguel Ángel Molina

Amnesia – Xavier Blanco



 © Xavier Blanco 2012

Tomado del blog Caleidoscopio
http://xavierblanco.blogspot.com.ar/2012/06/273-amnesia-rec.html

El Autor: Xavier Blanco

Ángel caído - Nedda González Núñez



Ella caminaba el mundo con los ojos bajos. Había estado en él desde el comienzo, destinada a aliviar los males con su magia. Así vio nacer y caer imperios.
Pero se enamoró de un mortal, y supo que estaba condenada. En los ojos d ...el amado, sólo veía el reflejo del ángel de la muerte.
Su magia se perdió; sus pares se fueron y quedó muy sola. Continuó su camino, sin mirar el cielo e ignorando el infierno; atravesando urbes, selvas y desiertos, sin ningún objetivo.
Hasta que el fin de los tiempos se anunció con un sonido estridente de trompetas, y la luz enceguecedora del perdón la arrebató de la faz de la tierra.
Abajo, el mundo se estremeció en un estertor final, y desapareció.

Sobre la autora: Nedda González Núñez
Foto de Cristina Alejos