jueves, 6 de diciembre de 2012

La puerta - Virginia Cortés


Limpiaba el pollo como quien reza un rosario. Mecánicamente, usándolo como excusa para automatizar las manos cuando en realidad lo que una hace es agarrarse fuerte de un manubrio mental mientras pedalea y pedalea los pensamientos que están ahí dentro. Una va a dos mil por hora, como huyendo de la angustia. Como corriendo adelante pero siempre a corta distancia. No puede frenar, no puede bajar la velocidad, sólo seguir y seguir y rogar llegar a algún rincón de paz. Sumida en una cadena interminable de imágenes e ideas que se concatenaban caprichosamente no me di cuenta de que se había abierto la puerta. Corrí al pasillo. No había nadie. Ni el sonido residual de que alguien hubiera estado ahí momentos antes. La puerta se abrió sola. Sola, sola, sola, sola. Como cada vez que termino contándome a mí misma lo que le querría estar contando a mi vieja.

Sobre la autora: Virginia Cortés

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