martes, 6 de noviembre de 2012

Del cojín al sombrero – Héctor Ranea


Estoy seguro de dónde dejé mi sombrero. No fue en el perchero ni tirado en el piso. Lo dejé sobre el cojín de mi silla, frente al escritorio donde queda la computadora. Lo digo para que no digan que no sé dónde quedó. No señor, sí que lo sé. Quedó sentado, por así decir. Y frente a la computadora. Ya sé que la nota que quedó fue escrita a mano, que no tiene nada que ver la máquina. Pero lo quiero dejar expresado enfáticamente: sé dónde quedó. No importa que después todo parezca como que me olvidé dónde lo dejé, para hacerme pasar por listo. Insisto. El sombrero quedó ahí y cuando lo dejé no tenía mi cabeza puesta. Me la deben de haber cortado después, sí señor. Eso sí, no pretenderán que recuerde quién puso el sombrero a mi cabeza, mi memoria no da para tanto.

El autor: Héctor Ranea

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