domingo, 18 de noviembre de 2012

Proteo – Jaime Arturo Martínez


…por último acudió donde su dios. Le enumeró sus sacrificios, sus ayunos, sus ofrendas, su fidelidad por él. Acto seguido le pidió que le entregara a esa mujer. El dios, no pudo complacerlo, ya la había asignado a otro. A cambio, le dio el poder de transformarse. El aceptó. Primero, se convirtió en el aire que ella respiraba, luego, en el agua de su baño, en su cobija, en su cepillo…en ella misma.

El autor: Jaime Arturo Martínez Salgado

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