viernes, 2 de noviembre de 2012

Fatal lepidóptero – Héctor Ranea


—Ustedes las amantes de las mariposas son hipócritas, porque no hay duda de que aman a las que tienen todos esos colores (aunque no los tengan en realidad, pero eso lo discutimos en otro lado) maravillosos que subyugan a la vista, que los hacen amables, vistosas. Y parece, les parece, romántico. Pero bien que se cargan con chancletas, diarios, servilletas o lo que tengan a mano para reventar a las nocturnas, ésas que tienen color de ceniza de cigarros toscanos.
—¡Es que no vas a comparar!
—Todo porque no conoces la mariposa lengua de llama. Me gustaría que la tuvieras que soportar.
—Nunca oí hablar de eso. ¿Es un lepidóptero?
—Fatal, diría. Fatal. Del tamaño de una pierna. Hace sombra en la playa. Pero con la trompa te sorbe el líquido cefalorraquídeo, desde la nariz.
—¿Qué tomaste?
—Líquido cefalorraquídeo. ¿A ver esa naricita?

Sobre el autor: Héctor Ranea

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