lunes, 14 de octubre de 2013

Incurables – Ériq Sáñez



La enfermedad suele afectar en primera instancia a los adolescentes, de los cuales fallecen los más débiles. El resto, salvo por algunas secuelas y recaídas consigue, de este trance, la madurez. Las cicatrices van desde finos pinchazos que sólo un fiel cónyuge podría atisbar hasta los más purulentos chancros del alma. Hay gente tan desquiciada que frecuenta lugares públicos tratando de infectarse. Aún a sabiendas del riesgo, se han hecho cada vez más populares las fiestas "de contagio," pues se dice que es mejor haberlo tenido (cicatrices y todo) que arriesgarse a que nos llegue cuando uno ya no tiene las mismas defensas. Y es que si uno llega a ser adulto sin haberse enamorado este mal, irremediablemente, resulta letal.

Acerca del autor:
Ériq Sáñez

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