viernes, 5 de diciembre de 2008

Coleccionista - María Castejón


COLECCIONISTA
María Castejón

El sábado noche quedamos en mi casa, Cora ansiaba ver mi colección cuando le dije que tenía muchos tatuajes. Bajamos al sótano, encendí las luces y pudo admirar todas y cada una de mis adquisiciones, desde pequeñas mariposas hasta el rostro del Che, todas ellas dispuestas en marcos, con alambres tensando la piel. Exclamó un “dios santo” y sonreí satisfecho. Aquella exposición de carne ilustrada era mi orgullo. Cuando le mostré el hermoso marco que había comprado para el dragón que cubría su espalda, empalideció. Trató de escapar, gritó y lloró pero sólo fue un momento de pánico. Rápidamente cayó al suelo tras inyectarle la anestesia. Es una pena que no pueda ver lo bien que queda su obra de arte en medio de mi colección.

Publicado en http://www.edicionesefimeras.com/index.html
Foto: Vista de Valencia (J.V.Ortuño)

Trabajo de oficina - Doris Camarena


TRABAJO DE OFICINA
Doris Camarena

Te recibe el hombre de siempre, sentado ante el escritorio. Te hace preguntas y se remueve dentro de su traje café, detrás de sus anteojos impenetrables. Te pide mil documentos que enuncia con su aliento a putrefacción y pastillas de menta. Tus manos tiemblan mientras vas entregando los papeles que él manosea. Tienes miedo de ese hombre, de sus dedos sebosos tocando tus fotografías de infancia, las cartas de tu primera novia, los poemas que una vez te publicaron. Quisieras largarte de ahí, pero el miedo te inmoviliza y sólo consigues alejarlo cuando logras limpiar las manos sudorosas en tu traje café, cuando te llevas una pastilla de menta a la boca y, ajustándote los anteojos, te preguntas por qué se te hace tan conocido el tipo que te está entregando su solicitud de empleo.

Foto: Vista de Valencia (J.V.Ortuño)

Epinefrina - Alejandro Bentivoglio


Desbordante naufragio de fauna interior. Concepto cercano a la inercia: ¿es que toda pregunta se derrumba por su propio peso? Pez dios que sonríe en mis sueños blancos (borrar la negación misma de toda conciencia) y eufórico lanzarse de olas en cierne, toda carne propia o ajena, autocanibalizarse con éxito. Sofocar lo espeso en lo suave, al tiempo que cesa lo ínfimo.
Soy una respuesta, me digo entonces, tal vez la equivocada. Pero es mejor esta sangre de palabras que la estúpida neutralidad del silencio.

Foto: Vista de Valencia (J.V.Ortuño)

Hecho en casa - Martha Argel


HECHO EN CASA
Martha Argel

Un golpe violento de la escoba y la mujer acertó de lleno en el ratón negro que perseguía desde hacía casi una hora. El bicho voló lejos. La perversidad natural del destino decidió su trayectoria en el aire, y lo arrojó de cabeza en la olla de chocolate burbujeante. Un contratiempo desagradable, pero ella no se amilanó. Con un largo tenedor de tres dientes, pescó el pequeño cadáver del denso líquido, ya medio cocido y lo arrojó a la basura. Vendió todos los huevos aquella misma tarde. Dos semanas después, la epidemia de peste bubónica ya había matado a casi cien niños. Aquella pascua fue conocida como la Pascua Negra.

Título original: Feito em Casa
Traducción del portugués: GvH
Foto: Vista de Valencia (J.V.Ortuño)

Aquí están las noticias - Jorge X. Antares


AQUÍ ESTÁN LAS NOTICIAS
Jorge X. Antares

Estaba en primera plana. El fin del mundo sería mañana. La gente se asustó y muchos decidieron adelantarse al evento. Pastillas, rascacielos, el metro, etc. Cualquier método era bueno para acabar con la angustia. En pocas horas la población se redujo en un treinta por ciento. El presidente deploró esos pequeños —pero inevitables— trucos para controlar la superpoblación.

Foto: Vista de Valencia (J.V.Ortuño)

Andén - Edilberto Aldán


ANDÉN
Edilberto Aldán

Las miradas se cruzaron un instante. Sólo eso, un relámpago que no alcanza medida en el tiempo.
Para ella la mirada fue el esfuerzo por enfocar uno entre los rostros que le parecieron conocidos. Mientras que él la detuvo con los detalles necesarios para amasarla y soplar sobre su cuerpo, o crear la eternidad de ser necesario.
Él reconoció lo súbito que puede ser el amor y determinado se rindió. A ella le sorprendió el gesto de felicidad de aquel hombre al que no conocía, dejaba atrás en el andén y, seguramente, jamás volvería a ver.

Foto: Vista de Valencia (J.V.Ortuño)

jueves, 4 de diciembre de 2008

El reloj - José Luis Zárate


EL RELOJ
José Luis Zárate

Un tremor en el aire, atisbo de forma, cuerpo incompleto, figura raída sentada en la oscuridad, levanta la mirada una y otra vez.
Los testigos miran en esa dirección. En las paredes del teatro abandonado puede verse, aún, la vieja carcasa de un reloj. ¿Qué significa? ¿Por qué el espíritu está obsesionado con el tiempo? ¿Mide la eternidad desde su muerte?
El fantasma del actor mira el reloj y espera, impaciente, la hora de salir a escena.

El niño de la concha - Juan Yanes


EL NIÑO DE LA CONCHA
Juan Yanes

Antes no había tiempo. Entonces el niño podía sacar el agua del mar con una concha, y vaciarlo. Sólo su muerte, repentina, convierte la tarea en un trabajo estéril y precipita el castigo y la extinción.

Publicado en: http://mquinadecoserpalabras.blogspot.com/

Extinción - José Ramón Vila (Txerra)


EXTINCIÓN
José Ramón Vila (Txerra)

Año 2035. La humanidad camina hacia la inexorable aniquilación. Los seres humanos luchan ferozmente en las calles. Nadie está a salvo. ¿Se desencadenó por hambre o miseria? No. ¿Acaso es un conflicto como consecuencia de ansias expansivas o provocaciones unilaterales o multilaterales? Tampoco. Ni siquiera es el fruto de un desastre natural o una amenaza proveniente del espacio exterior. La hecatombe ha llegado de dónde nadie sospechó jamás: la angustiosa falta de espacio para estacionar el automóvil. No hay sitio en nuestras ciudades donde dejar el coche y la gente comenzó a vivir en el auto esperando que alguien dejara un hueco libre. Lo que comenzó con pequeñas disputas y provocaciones sin importancia fue desembocando en algo más grave. Hace días que los enfrentamientos son a vida o muerte.
Ha salido el ejército a las calles y ahora la guerra es total.

El cambio - Mario Torres Dujisin


EL CAMBIO
Mario Torres Dujisin

Se acomodó la corbata, era su turno después de una larga espera. Palpó el grabador, la libreta de apuntes y entró al gran salón de recepción del Vaticano.
—Santo Padre, ¿usted seguirá la línea de su predecesor de visitar los pueblos del Tercer Mundo?
—Si, hijo, seguiré el camino trazado por el Bienaventurado y por Dios.
—¿Por qué, Santo Padre, cuando hay gente tan fina en otros países, como en Alemania, Suecia, Inglaterra; gente sana, limpia y culta?
—Por el cambio, hijo, por el cambio; nos favorece bastante.

Centro - Juan Torchiaro


CENTRO
Juan Torchiaro

Tomé el subterráneo “C”, que como de costumbre venía repleto. Pronto reparé en un muchacho de mp3 y mochila, convencido de haberlo visto antes.
Cerca de la puerta del lado opuesto había otro casi idéntico, con la misma expresión estúpida e igual equipaje. Y detrás de mí, otro. Y otro más que se abría paso a los empellones entre la gente y se me acercaba.
Cuando me rodearon traté de defenderme, pero sólo conseguí desprender de uno de ellos un antebrazo, del que asomaron cables y circuitos luminosos.
Ahora espero mi turno en este centro de exterminio.

La fadista - Angela Schnoor


LA FADISTA
Angela Schnoor

Su vida era maravillosa, ¡todo estaba tan correcto como jamás había estado! Pero, debido a eso, no se sentía en clima para cantar fados. ¿Cómo lamentarse deseando sólo reír y sonreír? Cuando descubrió la solución se puso a llorar: ¡era una tragedia no poder disfrutar tanta alegría!

Título original: A fadista
Traducción del portugués: GvH

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Ilusión - Adelaida Saucedo


ILUSIÓN
Adelaida Saucedo

El mago hizo desaparecer la luna del cielo. Entre las caras sorprendidas que contemplaban el espectáculo, estaba la del director de una agencia espacial que, inmediatamente tras la desaparición del astro celeste hizo detener al mago, sin importarle que el hombre repitiese una y otra vez que sólo era una ilusión. Nadie iba a hacer fracasar la misión.

El amor en los tiempos del facebook - Mónica Sánchez Escuer


EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL FACEBOOK
Mónica Sánchez Escuer

Se despiden. Y él se va a la cama con algo de culpa, como si ese beso en letras de molde lo hubiese tocado. Y el hombro de su mujer se asoma por la cobija, le habla, lo invita a entrar. Y él obedece, se desnuda, entra. Y la culpa se va. La mujer siente los dedos del hombre despertar su pezón izquierdo, subir el camisón. Y la risa de los dos se escucha, se imagina al otro lado de la ciudad. Allá donde una pantalla parpadea, ilumina, con un beso abandonado, la habitación de otro hombre que se toca.

Uróboros - Héctor Ranea


URÓBOROS
Héctor Ranea

Al dragón no le queda más que reírse de la situación. Ya es de por sí ridículo que vengan a eliminarlo como si fuese un cuadrúpedo no diferente de cualquier caballo, para que encima vengan con esa cascarita de lata y yelmos emplumados. Ni siquiera son sabrosos.
Cierto día se le acerca un tipo de sombrero de ala ancha, cayado y barba blanca que comienza a leerle una historia que empieza, como siempre, en Egipto. Cuenta de un sabio que midió la circunferencia de la Tierra con un palo. El dragón no puede más, ríe. El viejo le dice que lo medirá con su báculo. Viéndolo indefenso, el dragón se traga la cola para convertirse en circunferencia, hecho lo cual no tiene tiempo de arrepentirse pues el viejo le ensarta el palo bloqueándole la mordida. No lo mató, así que podrá seguir leyendo poesía.

Fugaz - Oriana Pickmann


FUGAZ
Oriana Pickmann

Nació, en una explosión de luz y frío... ¿o quizá sería calor? En el espacio exterior da lo mismo quemarse con fuego o quemarse con frío. Nueva, brillante, constelada. Y con lo pesado que es transmitirse en la magnitud de su halo luminoso, mostrarse inmediatamente reluciente; decidió simplemente vagar, encontrar un sitio dónde ubicarse para poder ser. 
“Quiero que Esteban se enamore de mí”, pedí al verla pasar, al atraparla en esta noche helada. 
Obtuvo sombra, obtuvo destello, obtuvo un deseo.

Acabar - Sergio Patiño Migoya


ACABAR
Sergio Patiño Migoya

El anciano sentó sus huesos, recién levantado el sol, en el mismo banco de siempre, bajo el olmo con el que compartía vejez y soledad. Sacó de una bolsa la media barra de pan duro y usó aquélla para ir guardando las migas que iba desmenuzando con la parsimonia que da la costumbre. Las primeras palomas fueron apareciendo en el rito matutino, entreteniéndose en picotear entre la grava, aguardando su maná habitual. El brillo de la navajuela las espantó en revuelo prófugo.
—Mejor —se dijo, con un leve repliegue de acordeón en su sonrisa cansada—. Hoy no es día de palomas.
Miró brotar el oscuro líquido de vida en su muñeca y se entretuvo con el viscoso gotear sobre las migas en la bolsa.
—Día de buitres, por fin.

Canonización - Roberto Ortiz


CANONIZACIÓN
Roberto Ortiz

La última virgen que llora es una escultura de piedra, de unos dos metros y ataviada de harapos. Su gruta está en una hendidura, junto a un riachuelo de peces invertebrados, en el mismo lugar que, según los oriundos, había bajado del cielo, hacía tanto, una mujer de cabellos rubios. En ese tiempo, contaban, la joven fue capturada y obligada a ejercer la prostitución. Hombres y mujeres la visitaban y alimentaban con hongos y helechos pues, decían, el azafrán no es para vírgenes y los sapos no curan el mal y la tierra no alimenta, y etcétera, etcétera. Y un día de aguacero, la niña simplemente desapareció. Fue cuando, sobre una estalactita, se esculpió a la Virgen del Dolor. Lo único real en ella es el crucifijo made in USA.

El retiro del maestro 2 - José Vicente Ortuño


EL RETIRO DEL MAESTRO 2
José Vicente Ortuño

Maese Rasputila se aburría caminando bajo el sol por un camino polvoriento, por eso recitaba mentalmente los versos que le venían a la mente:

“Cuentan de un sabio, que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas yerbas que cogía.”

Hizo un alto, se quitó el sombrero y se secó el sudor de la frente con un pañuelo ajado, mientras seguía recordando los versos de Calderón de la Barca:

”¿Habrá otro, entre sí decía,
más pobre y triste que yo?
Y cuando el rostro volvió,
halló la respuesta, viendo
que iba otro sabio cogiendo
las hojas que él arrojó.”

El maestro se volvió. Tras él no caminaba nadie. A su alrededor los únicos signos de vida eran los cuervos que revoloteaban graznando. ¿Será cierto que no hay nadie más pobre y triste que yo? Se preguntó.

martes, 2 de diciembre de 2008

Sirvientes de Dios - Javier Ortiz


SIRVIENTES DE DIOS
Javier Ortiz

Habían cruzado la frontera del ciberespacio. Un mundo más increíble, pisado por muy pocas personas se abría ante sus ojos. Hubo un mareo, una leve pérdida de la razón. Cuando la recobraron, se hallaban frente a Dios. Con sus múltiples tentáculos, los tomó al unísono por la cabeza y en vilo los alzó. Les propinó un par de cachetadas y dijo: “¡mira nada más! ¡Otro grupo de Nerds que atraviesa la frontera! Bien, pueden entrar, el arcángel Gabriel los guiará”. Otro ser pulposo, aunque menos grotesco, apareció de la nada. Sus ventosas les jalaron del pecho y los arrojó dentro de una jaula. Allí, cinco mesas, cada una con un monitor y un teclado los esperaban. “¡Está bien, sigan creando mundos!”, dijo el arcángel, y se fue. Los Nerds lanzaron una carcajada, y comenzaron a teclear.

Déjà vu - Amélie Olaiz


DÉJÀ VU
Amélie Olaiz

Pequeñas tuercas, tornillos y engranes ocupan su sitio. Trozos blancos se unen y la carátula deja de ser un rompecabezas imposible. Los romanos vuelven de direcciones opuestas y se integran al orden determinado. Las manecillas regresan como flechas que recobran el rumbo. La cadenilla, una serpiente de oro suspendida en el espacio, se engancha a la tapa. Huesos, uñas, vellos y piel son de nuevo las manos que sostienen el reloj de bolsillo. El hombre, ya sin prisa, lee la frase que su tatarabuelo grabó: “No fuerces el tiempo porque puede explotarte en las manos”.

Un ritual de justicia - Cristian Mitelman


UN RITUAL DE JUSTICIA
Cristian Mitelman

¿Oyes el rumor? Sí, los cangrejales; allá en la costa.
El chasquido de las pinzas. Millones de pinzas a menos de una cuadra. Te preguntas por ese grito. Nada importante. Alguien ha sido arrojado. Los suicidas y los condenados siempre acaban en los cangrejales.
Miras mi mano. Te horroriza que le falten tres dedos. He cometido el delito de robo. Las leyes aquí son claras. ¿Por qué tiemblas? Claro; ya lo recuerdo. Has sido sorprendido con la mujer de otro. Mejor ni pensar, mi amigo. Cuando menos se piensa, mejor. El pasado y el futuro duelen menos.

Compuestos del vacío - Jorge Martín


COMPUESTOS DEL VACÍO
Jorge Martín

Ya se sabe, la materia es esponjosa, esta inflada, sobre la base de un elemento fundamental, hasta ahora indetectable en cualquier espectrómetro: la truchelita, descubierta por el astrofísico Max Versero gracias a sus cálculos y ecuaciones matemáticas.
La enorme expansión del Big Bang fue posible gracias a los enormes bolsones de vacío que puede encerrar con un mínimo de otros componentes. Esta postulada materia exótica, de acuerdo a investigaciones recientes, evolucionó hacia formas cada vez más adaptables. Una de las características relevantes es que puede mimetizarse con el entorno.
El campo más apropiado para la expansión son el comercio y la política, en especial las transacciones bursátiles, elecciones presidenciales, obras públicas, impuestos e incluso supernovas. El riesgo es que el vacío supere en proporción al resto de los elementos y la truchelita haga implosión destruyendo la poca materia que queda en el universo.

Amo mi auto - Guillermo Marín


AMO MI AUTO
Guillermo Marín

Amo mi auto. Por nada en el mundo cambiaría mi Ford Taunus modelo 83. Escucho el escape libre y me transformo; sufro la transformación. Acabás de cortar con tu mamá. Le decías que un hombre de 41 años sabe lo que hace y que te sentís a gusto y protegida, y que por fin tu papá está tranquilo; ya no hay más estúpidos de pelo largo en tu vida. Llegó el momento de sentar cabeza y que un hombre maduro te hará feliz.

Pero tus padres no saben que te voy a chupar toda la sangre y que nos vamos a arrojar al vacío mientras acelero a fondo mi Ford Taunus modelo 83.

Notas - Eduardo M. Laens Aguiar


NOTAS
Eduardo M. Laens Aguiar

La sangre no es lo espantoso, sino la carne, en heterogéneos pedazos, repartidos por toda la sala, porque ellos son la prueba de la existencia del cuerpo de Ana.
Menor presión general para la próxima, y algo menos de contención sublineal: 8,12 mm3 y 14,875 mm3.
Debo ser más metódico, esta era una buena esposa.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Cuentos pendientes 3 - Eduardo Gotthelf


CUENTOS PENDIENTES 3
Eduardo Gotthelf

Tzipora, excelente cocinera, sabía hacer una masa más liviana que el aire. La cortaba en tiras muy delgadas, que se elevaban en el calor del desierto. Cerca del sol se cocinaban; y al atardecer descendían, crocantes y listas para comer. Así alimentó a Moisés y los suyos durante cuarenta años.
Los incrédulos lo atribuyeron a un milagro.

De Cuentos Pendientes, 2007. Publicado en Letras de Chile
http://www.letrasdechile.cl/

Transformismo - Sergio Gaut vel Hartman



—Soy un hombre solitario, triste.
Lo era, sin duda. Lucía mustio y ajado, pero sólo suscitaba una pena nimia, casi escuálida, no más.
—Lo que me pide —le dije—, en el caso de que yo fuera capaz de hacerlo, no garantiza nada; algunos estados son demasiado profundos, preceptivos.
Mientras yo hablaba y lo observaba, se convirtió en mujer, una mujer marchita, claro.
—Usted tiene poder —dijo. Su escote generoso dejaba a la vista unos senos blancos y firmes, pero como todo en ella, eran casi anodinos, no lograban despertar el interés.
—Puro ilusionismo —repliqué—; nada que sirva. —Entonces se transformó en un pájaro de plumaje gris y emitió un sonido que trató de ser canto y fue graznido. Cuando comprendió que había perdido el lenguaje humano usó la telepatía.
—Es mi última posibilidad.
—¡Quédese quieto! Ni siquiera logro describirlo adecuadamente.

Cuentos misóginos con moraleja: Cenicienta - Daniel Frini


Había una vez una niña muy hermosa, huérfana de madre, cuyo padre se casó en segundas nupcias con una mujer malvada, que hizo de la pequeña una sirvienta. Todos conocemos el cuento, ¿verdad? Lo cierto es que la versión más difundida contiene errores. En primer lugar, no hubo zapatito de cristal sino unas sandalias skippy de plástico transparente que, tal como descubrió el príncipe cuando se casó con la doncella, poco después del affaire del baile en el palacio, despedían un atroz olor a patas. Por otra parte, Cenicienta, si bien no era fea, tampoco era una belleza para tapa de Playboy; cinco años, y cuatro hijos después, fue ella la que se transformó en una calabaza de unos ciento veinte kilos.
Moraleja: cuidado niños, sigan solteros hasta los cuarenta, Huyan de las calabazas. Prefieran a las hermanas.

Cuarentena - Nina Femat


CUARENTENA
Nina Femat

Amigas y amigos: En el mundo real se ha desatado una epidemia muy violenta, en las últimas 24 horas uno de cada diez humanos ha muerto. Nos han dado la orden de mantenerlos aquí, en Facebook, hasta nuevo aviso. Tal vez algunos de ustedes ya hayan perdido fatalmente a su yo real, pero no se preocupen, contamos con juegos, salones recreativos y alimento virtual por tiempo indefinido. Aquí podrán seguir viviendo y compartiendo su vida feliz con otros como hasta ahora lo han hecho, incluso si toda la humanidad desaparece. Siéntanse como en su casa…

El pastor - Carlos Feinstein


EL PASTOR
Carlos Feinstein

Corría y lo había hecho durante la noche. Sin dudarlo abandonó todas sus pertenencias materiales. Ser pastor de la Iglesia Evangelista del Cristo Doliente no era malo, todo lo contrario: era un negocio redituable. La gente lo daba todo asustada por sus propios miedos, acosada por necesidades y dolencias. Consideraba que su trabajo era la venta de esperanzas y se asumía como un profesional, eficiente para obtener el dinero, frío y cruel para marcharse.
Hoy sólo tenía una reunión para rezar con campesinos desarraigados en la ciudad, haría el cuento de siempre y aunque por cabeza sacaba poco, había muchos para esquilmar.
En el momento justo de la ceremonia cuando pidió por la salud de lo enfermos; los sordos escucharon, los mudos hablaron, los tullidos caminaron, los ciegos vieron, y los enfermos sanaron.
Ahora sigue corriendo y por las dudas, ni siquiera mira para atrás.

Sobre el autor: Carlos Feinstein