URÓBOROS
Héctor Ranea
Al dragón no le queda más que reírse de la situación. Ya es de por sí ridículo que vengan a eliminarlo como si fuese un cuadrúpedo no diferente de cualquier caballo, para que encima vengan con esa cascarita de lata y yelmos emplumados. Ni siquiera son sabrosos.
Cierto día se le acerca un tipo de sombrero de ala ancha, cayado y barba blanca que comienza a leerle una historia que empieza, como siempre, en Egipto. Cuenta de un sabio que midió la circunferencia de la Tierra con un palo. El dragón no puede más, ríe. El viejo le dice que lo medirá con su báculo. Viéndolo indefenso, el dragón se traga la cola para convertirse en circunferencia, hecho lo cual no tiene tiempo de arrepentirse pues el viejo le ensarta el palo bloqueándole la mordida. No lo mató, así que podrá seguir leyendo poesía.
2 comentarios:
Me gustó el truco que usó para que se mordiese la cola. Ingenioso!
Gracias Pato!
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