LICORES
Héctor Ranea
Los Baluchitherium Nobilis tienen una singular anatomía. Lejos de sus parientes del Oligoceno, estos no pastan sino que procesan minerales y emanaciones gaseosas de flujos piroclásticos. En la superficie de cualquier planetas a los que los llevamos, su forma especial de digerir los alimentos producen exquisiteces dignas de las mejores mesas gourmet del mundo. En efecto, la ingesta de los Baluchiterios es más variada que la de los míticos avestruces ya extintos, pero lo asombroso de esta especie son sus excrementos deliciosos. Numerosas recetas gourmet tienen como base, por ejemplo, su baba, pastosa y tan salada como lamer un yak. Otras piezas muy apreciadas son sus ojos que, como les vuelven a crecer, sirven una permanente y variada gama de sabores y texturas similares a las del afamado moco de sapo. Pero es extraordinario el licor que se extrae de su vesícula. Sabe a mil demonios.
2 comentarios:
¡Caramba, se me ha abierto el apetito!
Quizás este equivocado pero, ¿No es la bebida oficial de misa en el culto Ñumonita?
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