miércoles, 31 de diciembre de 2008

Niños envueltos - Jorge Martín


NIÑOS ENVUELTOS
Jorge Martín

El estomago del sapo que se lo había tragado mientras escapaba de la bruja Baballagas hervía de ácidos digestivos, pero por el momento estaba a salvo parado sobre una protuberancia. De pronto, se escuchó la voz estruendosa de la malvada bruja.
—Envuélvete en hojas y te dejo salir.
—¿Por qué iba a creerte? —replicó Hans.
—Porque los niños indigestan a mi sapo —dijo la pérfida mujer—. Ahí van las hojas. —Y cayeron un montón de hojas olorosas—. Envuélvete por completo que el sapo va a vomitarte; no le gustan los olores delicados.
El niño lo hizo y sintió que una corriente lo arrastraba. Mientras salía disparado, Hans pudo espiar y se dio cuenta de que caía directamente en las fauces de la bruja.
Ella rió satisfecha. —Al sapo le hacen mal, pero los niños crudos con laurel y albaca son mi locura.

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