Jorge abrió la puerta para escapar, sus dedos se desprendieron y chorreó un líquido verde con un olor nauseabundo, quiso gritar pero al abrir la boca, la mandíbula cayó al piso partiéndose en pedazos. Se sentó contra la pared y babeando un líquido sanguinolento, se desintegró mientras escuchábamos un largo lamento.
Corrimos, pero Samanta lanzó un grito sordo y su cuerpo se cubrió de pústulas gigantes; la abandonamos convertida en un charco de bilis violeta. Sergio, en un largo vomito, murió cuando sus órganos internos regurgitaron por su boca. A Claudio no se lo escuchó, pero de sus brazos se descarnaron, quedando los tendones y los huesos expuestos. Su mirada nos pidió que acabemos con su miseria.
Sólo somos dos y escondidos en una trinchera temblábamos de miedo. Aceptamos con nuestras miradas que fue una mala idea declararles la guerra a los extraterrestres.
Corrimos, pero Samanta lanzó un grito sordo y su cuerpo se cubrió de pústulas gigantes; la abandonamos convertida en un charco de bilis violeta. Sergio, en un largo vomito, murió cuando sus órganos internos regurgitaron por su boca. A Claudio no se lo escuchó, pero de sus brazos se descarnaron, quedando los tendones y los huesos expuestos. Su mirada nos pidió que acabemos con su miseria.
Sólo somos dos y escondidos en una trinchera temblábamos de miedo. Aceptamos con nuestras miradas que fue una mala idea declararles la guerra a los extraterrestres.
1 comentario:
Este se parece mucho a mi Putrefacción, creo que ya descubrí quien provocó aquello.
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