lunes, 17 de mayo de 2010

El niño pintor - Samanta Ortega


El niño no quería pintar en un trozo de papel. Por eso continuaba haciéndolo dentro de su habitación por el suelo, las paredes, la mesa, la cama, hasta en su propio cuerpo.
Por más que lo castigaran no había caso, él seguía trasgrediendo los límites del papel rectangular blanco, sea cual fuera el tamaño. Tenía prohibido pintar en otro sitio. Y hacía caso; no quería terminar como la pobre tortuga Jacinta, que la aplastaron, por error, por salirse de la caja de zapatos.
Un día vio cómo le pegaban a su perro por hacer pis dentro de la casa y se sintió identificado con su amigo y no tan solo. ¡Qué suerte que esto no le pasó a Dios!, le dijo un día a la madre cuando ella lo vigilaba en el comedor mientras el niño estrenaba sus primeras acuarelas.

Sandstorm - Ruy Feben


Una tarde de sol, el azar pone a dos hombres en la misma banca del mismo parque neoyorkino.
Uno es japonés y, consecuencia de lecturas atropelladas y demasiada fe en sí mismo, escritor. Escribe sobre un hombre que se embarca a Oriente tras años de cárcel. Las razones, inciertas; las acciones, desmesuradas. El cuento acaba con un disparo y un odio añejo pero inexplicable.
El otro, por recomendación, lee esa tarde por primera vez a Murakami, sin entenderlo. No sabe que un mes después será arrestado en el Barrio Chino, que irá a la cárcel con un rencor creciente como el sol que nace al Este.
Ambos ignoran que, mucho tiempo después, el azar los encontrará de nuevo.

Tomado de: http://elclaxon.arts-history.mx/

Tarde animada - David Moreno


Me acerco y anoto sus nombres en mi libreta mágica como mera comprobación de los asistentes. Popeye el Marino, D’Artagnan y los Tres Mosqueteros, Los Caballeros del Zodíaco, El Capitán America, Spiderman, Batman, HeMan… uno a uno van entrando en mi habitación. Asterix reta a La Masa, los Caballeros del Zodíaco luchan contra Los Transformers, Lucky Look rodea al Inspector Gadget y yo intento atrapar a Conan el Bárbaro. Sin darnos cuenta va pasando la tarde hasta que oigo que alguien llega a casa. Mando a todos callar y cierro rápidamente la puerta. Ahora me toca pensar una buena excusa que contente a mi mujer.

sábado, 15 de mayo de 2010

Yuxtaposición inversa - Alejandro Ramírez Giraldo



Una mujer llora en la banca de un parque. Un hombre observa por la ventana hacia al parque y decide destapar el libro. Un anciano compra un libro y lo cubre con papel de regalo. Una joven prostituta escribe un libro entre las sombras de la cárcel. El juez oculta parte de las pruebas y pronuncia una sentencia sesgada. El hombre de negocios le ofrece un nuevo martiní al juez y le dice algo al oído. La hija menor del juez abandona la casa con un hombre de dudosa reputación. Un paparazzi retrata a la hija del juez prostituyéndose con el hijo del Ministro de Sanidad...


Tomado del blog: http://cuentominicuento.blogspot.com/

Sobre el autor: Alejandro Ramírez Giraldo

Retorno - Rita Vicencio



Los retornos nunca son sencillos, es de todos bien sabido, aunque las cosas sigan igual a como las dejamos, algo siempre cambia. Ya lo dijo aquel viejo filósofo: nunca nos bañamos en el mismo río. Y en mi caso las cosas no han sido diferentes, el retorno está siendo algo demasiado complicado, en primer lugar porque me enterraron más de seis metros bajo tierra cuando volaron en pedazos esta cueva, y en segunda porque el reanimador es una bestia que no sabe distinguir una gallina negra de un pato.



Tomado del blog:
http://saborajenjo.blogspot.com/

Suma y sigue - David Moreno



¡Imbéciles! No hay quien los entienda. A Rafa lo dejé por celoso, no me permitía hablar ni con el conductor del autobús. A Juan porque no pensaba más que en el fútbol y una noche de un puntapié casi me rompe la tibia. A Víctor porque era demasiado zalamero, quería besos todo el tiempo. A Fran, por lo contrario. Nunca me daba uno. Y así voy aumentando la lista. Anoche conocí a David, parece un buen chico. Dice que es microrrelatista y por si acaso le he dejado claro que a mí el tamaño sí me importa.

jueves, 13 de mayo de 2010

Primavera - Óscar Román Alconada


Cuando nos lleven, el conductor no podrá bajar las ventanillas. Nadie tendría que fumar delante de mí. No debo sofocarme al aire libre, ni salir los días con viento. No deben limpiar el polvo, ni ventilar temprano. No quiero ir. Ya no es sólo por la alergia, mi sargento, es que no quiero molestar en las maniobras.

Tomado de http://oscarroman.com/

La vuelta al mundo más corta – Salvador Mira


Salió de su casa aquella mañana y miró al horizonte. Pensó que si avanzase continuamente, daría la vuelta al mundo y llegaría al mismo lugar donde se encontraba. Entonces sintió deseos de hacerlo. Cerró los ojos y giró ciento ochenta grados. Ahora estaba mirando a la puerta de su casa. Siguió girando, y cuando al fin había completado el círculo, su ego le hizo sentir que había conseguido dar la vuelta al mundo.

El cura en San Antón - Óscar Román Alconada

Mi perro siempre fue muy buena persona, con una conducta intachable, señor agente. Siempre cedió el paso a las personas, acudió cuando le llamaron, y se dejó acariciar por los niños. No supo hacer sus deposiciones en lugares no habilitados para ello, ni se montó sobre las perras sin mi permiso. Pero, cuando el cura ha levantado la mano para bendecirle: «el», ha montado en cólera y no ha respetado el hábito del sacerdote. Creo que ha sido víctima de una posesión, que se hizo con su cuerpo cuando vio cómo había quedado la sotana. Me dolería que tuvieran que sacrificarlo, porque siempre fue buen cura.

Tomado de http://oscarroman.com/

martes, 11 de mayo de 2010

Un mundo copado todo el tiempo - Lisandro Varela


Temprano a la mañana, en Pacifico todo el mundo se dice buenos días, por favor y gracias.
En el cyber una muchacha punk mira fotos de chicas en el fb y anota en una libreta.
Un Rastrojero quema mal y el taxista le hace caras. Ser botón se lleva en el alma.
—Siempre voté en contra, dice uno en Kentucky.
Va medio torcida, medio incomoda arriba de los zapatos y todavía es linda.
Me siento como un Humvee pintado de muchos colores.
Las cajeras del Francés del Bajo y Paraguay son lindas. Una es un poco tenista, otra un poco lo mejor que dio Liniers, otra un poco Hezbollah.
Las cajeras se ríen.
Me duermo con la mano entre las manos de Gordo Anchoa.
En el Francés del Bajo y Paraguay empieza un mundo en el que todo es copado todo el tiempo.

Tomado de: http://vidadocampo.com
Sobre el autor: Lisandro Varela
Ilustración: Georg Grosz


Nobleza obliga - Héctor Ranea


–¿Qué pasa Igor, por qué esa cara? –dijo el Conde, preocupado al ver a su criado mirarle con repugnancia.
–¿El señor estuvo otra vez con una mujer de la nobleza, acaso?
–Has adivinado, Igor. ¿Cómo supiste?
–Pues que volvió otra vez con la camisa manchada de azul y seguro que no fue por beber tinta, Conde –dijo con condescendencia Igor.

Por buena conducta - Samanta Ortega


Liberaron al preso de la cadena perpetua después de veinte años de encierro.
Al salir, como se encontró con el precipicio del que todos hablaban, se sentó a la puerta del edificio de reclusión por si se abría alguna vacante.

Damn you, Charlie Parker - Ruy Feben


Contesté el teléfono pero nadie me habló. Fue el morbo, su maldición, lo que me hizo escuchar, aún con el jazz flotando en mi sala, una conversación que transcurría angustiosa al otro lado de la línea.
—¿Cuándo te liberan? —preguntó ella.
—Pronto —él, como en llanto—. O eso creo: en esta celda el silencio es el único modo de medir el tiempo.
—¿Qué harás después?
—No sé —la voz encerrada como el silencio de noche—. Un rumor en mi cabeza me pide escuchar jazz.
La llamada se cortó, se volvió remolino: mi jazz cesó como escalofrío y aparecí aquí. Sólo me queda ese recuerdo al escribir estas líneas, esperando una llamada en el silencio de la celda, sintiéndome otro.

Tomado de: http://elclaxon.arts-history.mx/

domingo, 9 de mayo de 2010

El nido – Ruy Feben


“Granujas”, susurra a su esposa, que lo sigue, dios sabe por qué, con un cuchillo: el detective, con todo y Fedora, busca el nido de las hormigas que invadieron su casa.
Hace veinte años se retiró tras el robo que no pudo resolver (esos malditos rubíes). Se mantuvo cuerdo jugando al detective: buscando cosas perdidas en la sala, ratas en el ático. Con casos como el de las hormigas, cuyo nido busca, desesperado, por toda la casa.
Así que abre un cajón que nunca había abierto. Ver dentro le duerme el brazo izquierdo: mal envueltos en un mantel roído, los rubíes brillan con la tarde. “¿Qué pasa?”, pregunta su esposa, que finge sorpresa mientras alza el cuchillo.

Tomado de: http://elclaxon.arts-history.mx/

El beothuk – Sergio Gaut vel Hartman


Cuando Leif Erikson y los suyos regresaron a Islandia, luego del largo viaje a las tierras de Occidente, trajeron consigo a Dashwanahwit, un niño beothuk huérfano. Al principio a los vikings les llamó la atención la piel cobriza del pequeño, pero como Leif, que era un jefe importante, lo había adoptado, los demás tuvieron la prudencia de callarse la boca. Por mucho menos que eso se amanecía atravesado por una espada en Árnessýsla, allá por el año mil…

Le pifié al destino - Arantza Ruiz de Mendarozqueta


Pensé que siempre iba a estar con ella. Pensé que siempre iba a amarme, que siempre íbamos a estar juntos y que nunca iba a traicionarme. Pensé todo eso y mucho más sobre ella, pero no tenía idea de que el destino no siempre era positivo. Traté de adivinarlo, y la perdí. Le pifié al destino.

Juegos - Javier Arnau


He sentido en mi propia piel juegos imaginarios de desbordada condescendencia. Yo mismo he jugado a entrelazar imágenes aleatorias y a configurar formas en matraces virtuales, mientras la esencia misma de su significado huía atropelladamente ante un intento de explicación banal.
Por eso tuvimos que dejar de jugar a esos juegos de tardía añoranza, y empezar a remembrar bucólicas escenas que, tal vez, nunca arribarían.
Y eso fue todo, nuestro paso de la infancia a la madurez podría resumirse así, con esas pocas líneas condimentadas con un poco de alegoría, y otro poco de evocación.

La costa - Héctor Ranea


Probablemente la montaña que se sumergía en el mar estuviera lustrosa de negros y blancos perfectos. No habría algas ni peces ni bacterias. La perfecta pulcritud que no se lograba con las faldas arriba del nivel del mar. Las lluvias ácidas finalmente lograron cambiar el océano y convertirlo en una enorme concavidad de vitriolo.

viernes, 7 de mayo de 2010

Destacada - José Luis Vasconcelos

Desde pequeña siempre fue la primera. Ocupó sitios privilegiados durante su trayectoria escolar. Sostuvo relaciones sexuales, antes que ninguna de sus contemporáneas, con un chico millonario sobre el toldo de un Ferrari. Fue la primera en abandonar la gris ciudad natal. Ninguna actriz de su generación alcanzó tantos triunfos en el extranjero. Fue siempre la primera; sin embargo, fue la última en suicidarse antes de que su mundo estallara en mil pedazos.

Superstición – Ruy Feben

El dulce cayó en cuanto el gato negro pasó frente a la nieta de Don Epifanio, quien, por primera vez en ochenta años, supo lo que debía hacer. Tomó la mano de la niña y fueron hacia la avenida, ella aún con ojos mojados.
Para calmar el llanto, relató la vez que chocó tras pasar bajo una escalera (la niña viéndolo absorta). La vez que perdió el empleo tras tirar sal en la mesa; la fortuna tras romper un espejo. Todo es pura mala suerte, nenita; pero calma: a ti no va a pasarte eso.
Subieron al puente que cruza la avenida. Arriba, Don Epifanio escaló con trabajos al barandal, la nena en hombros. Un gato negro pasó tras ellos en el instante que saltaron al vacío.

Tomado de: http://elclaxon.arts-history.mx/

Respóndeme, mamá - Alejandro Ramírez Giraldo

¿Por qué no me acuerdo de mi pasado, mamá? Tan sólo recuerdos confusos y fragmentados. ¿Por qué no tengo fotos de la infancia, de mi primera comunión, de los paseos familiares? ¿Por qué, mamá, por qué? Tú nunca me hablaste de mi padre, ni de mis hermanos, ni de mis experiencias escolares ni de mis triunfos ni mis fracasos? ¿Soy un ser sin pasado, sin memoria? El único hombre que parece de mi familia es idéntico a mí y no me habla ni me determina. Usamos la misma ropa, compartimos los mismos gustos, leemos los mismos libros, pero él me odia. ¿Él se parece a mí o yo me parezco a él, mamá? ¿Cuál de los dos es el clon?


Tomado del blog: http://www.minicuento.com/


Sobre el autor: Alejandro Ramírez Giraldo

El canario - Víctor Lorenzo Cinca

Se veía venir, sólo era cuestión de tiempo. Comía ya muy poquito: picoteaba de vez en cuando, pero sin apetito. Tampoco bebía demasiado. Por eso ha estado estos últimos días cabizbajo, casi inmóvil. Siempre me pareció un poco triste verlo encerrado detrás de esos finos barrotes de la jaula pero con el tiempo acabé por acostumbrarme. Aunque pueda sonar egoísta, me gustaba verlo ahí, preso, porque me ofrecía la compañía que necesitaba en mis largos ratos de soledad. Y cuando cantaba para aliviar mis penas, su melodía se sumaba a la mía, fundiéndose en una sola. Pero no es bueno encariñarse de un animal de compañía. Luego se mueren, como acaba de ocurrir, y te quedas solo, agitando las plumas mientras piensas con cuál de los hijos del anciano con el que has compartido encierro todos estos años, cada uno a su modo, te vas a quedar.


Tomado de Realidades para Lelos

Un millón de sonrisas - Óscar Román Alconada

Paseaba con su rebaño de ovejas cuando una luz potente iluminó el monte. Miró hacia arriba y vio cómo aterrizaba lo que parecía un platillo volante en sus tierras. Para su asombro, se abrió una compuerta y salió un ser con aspecto humano. Cuando sacó la bandera de los Estados Unidos, se asustó, porque sabía que se trataba de una invasión.

Tomado de http://oscarroman.com/


Sobre el autor: Oscar Román Alconada

miércoles, 5 de mayo de 2010

Infidelidades - Víctor Lorenzo Cinca


Aunque lo está viendo con sus propios ojos, no quiere creerlo. En el rincón más oscuro del parque, ella -su princesa, su prometida- está besando apasionadamente a otro. No se lo piensa un instante y se dirige colérico hacia el chico rubio. Le agarra por el cuello, le atiza dos puñetazos y, una vez en el suelo, le propina patadas hasta hartarse. Complacido tras la paliza, se enciende un cigarrillo y se marcha a casa. Sobre el pavimento, tirado junto al arco, con un ojo morado, el labio partido y las alas rotas, Cupido maldice su suerte mientras una pareja con un par de flechas de oro clavadas en la espalda continúa besándose ajena a lo que ocurre a su alrededor.


Tomado de "http://realidadesparalelos.blogspot.com/

Se nos va de las manos - Óscar Román Alconada


—Señor, mire la imagen que ha captado el monitor, debemos abortar el estudio. El acelerador de partículas se nos ha ido de las manos. Íbamos a estudiar los elementos fundamentales de la materia, y ahora no sólo tenemos pululando varios ovnis, ¡hemos encontrado un elefante! Los ovnis son lo de menos porque no gustan, pero el elefante, ¿sabe lo que van a tardar en querer sacarlo las protectoras de animales?

Tomado de http://oscarroman.com

Sobre el autor: Oscar Román Alconada

Presupuesto entre cuñados - Óscar Román Alconada


—En el presupuesto que me has dado pone tres mil euros por pintarme la casa, reformarme el baño y la cocina. Pero cuñado, ahora que somos familia, te doy trescientos euros y te vienes a comer un día a casa.
—No estoy seguro que me vaya a gustar comer en esta casa reformada con trescientos euros.

Tomado de http://oscarjavascript:void(0)roman.com/

Sobre el autor: Oscar Román Alconada

Instrucciones on line - Alejandro Ramírez Giraldo


El supuesto cadáver seguía caliente. Le tomé el pulso en varios puntos y no había vida. Pero se me estaba acabando el tiempo. Volví a palpar su rostro y su temperatura estaba alta, como con fiebre. ¡Dios mío, qué había hecho mal! Saqué el celular y me conecté a internet. Busqué nuevamente la página donde se explicaba paso a paso cómo cometer un crimen perfecto pero no la hallé; tampoco la había guardado en favoritos.


tomado del blog: http://cuentominicuento.blogspot.com/

Sobre el autor: Alejandro Ramírez Giraldo

lunes, 3 de mayo de 2010

Final de viaje - Antonio Cruz


Se arrastra con gran esfuerzo por el estrecho túnel que está anegado por un líquido viscoso y tibio.
A pesar de ello avanza. Una extraña fuerza exterior lo empuja alternativamente hacia delante y atrás. Su corazón aletea desbocado y sus músculos, pequeños pero fuertes y flexibles, se esfuerzan al máximo.
Un largo instante y siente una explosión. Sus ojos son heridos por la luz.
Mientras un grito desgarrado escapa de su garganta y sus pulmones aspiran aire nuevo, una mujer grita: “Ha nacido un varón”.

Excelso Plinio Galeno (Ars médicus - Siglo II)

Fotografía de Cristina Granados (cristinagranados.es)

sábado, 1 de mayo de 2010

Literalmente - Lucila Pinto


“Te voy a comer a besos”. Ese fue el presagio de lo que iba a ocurrir esa noche entre los amantes. La madrugada siguiente solo quedaban en la habitación algunos huesos y vísceras, aquellos órganos que los dientes no habían podido despedazar. Ahora, los dos eran un cuerpo. Antropofagia.

El acompañante - Javier López


El viejo marinero se está convirtiendo en una incómoda compañía.
A la gente le resulta llamativo. A todos les hace sentir curiosidad verme envuelto en humo cuando transito por las calles. Los niños me señalan y los padres miran con sorpresa.
Algunos se giran cuando estoy a sus espaldas. Parece gustarles el olor a tabaco de pipa, que es un olor atractivo para muchas personas, incluso las no fumadoras. Sin embargo, esto me impide entrar con él en la mayoría de los lugares públicos.
Lo peor de todo son las quemaduras. Algunas, de segundo y tercer grado. Y eso resulta doloroso, aunque digan que a todo acaba uno por acostumbrarse...
Pienso que cuando el grabador me hizo el tatuaje del viejo marinero en el hombro, al menos debió avisarme de que fumaba en pipa.