Una tarde de sol, el azar pone a dos hombres en la misma banca del mismo parque neoyorkino.
Uno es japonés y, consecuencia de lecturas atropelladas y demasiada fe en sí mismo, escritor. Escribe sobre un hombre que se embarca a Oriente tras años de cárcel. Las razones, inciertas; las acciones, desmesuradas. El cuento acaba con un disparo y un odio añejo pero inexplicable.
El otro, por recomendación, lee esa tarde por primera vez a Murakami, sin entenderlo. No sabe que un mes después será arrestado en el Barrio Chino, que irá a la cárcel con un rencor creciente como el sol que nace al Este.
Ambos ignoran que, mucho tiempo después, el azar los encontrará de nuevo.
Uno es japonés y, consecuencia de lecturas atropelladas y demasiada fe en sí mismo, escritor. Escribe sobre un hombre que se embarca a Oriente tras años de cárcel. Las razones, inciertas; las acciones, desmesuradas. El cuento acaba con un disparo y un odio añejo pero inexplicable.
El otro, por recomendación, lee esa tarde por primera vez a Murakami, sin entenderlo. No sabe que un mes después será arrestado en el Barrio Chino, que irá a la cárcel con un rencor creciente como el sol que nace al Este.
Ambos ignoran que, mucho tiempo después, el azar los encontrará de nuevo.
Tomado de: http://elclaxon.arts-history.mx/
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