A la hora de la siesta, mientras roncaba en el sofá, un diminuto hombre se metió en mi organismo. De inmediato empezaron los dolores estomacales, problemas de incontinencia, crisis respiratorias y preinfartos. Ahora estoy sentado en el sanitario, dispuesto a dar la pelea por mi vida. Ingerí un eficaz laxante y espero escuchar, en cualquier momento, un agudo grito de terror.
Sobre el autor: Alejandro Ramírez Giraldo
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