jueves, 1 de marzo de 2012

Liviano - Fernando Puga


Al flaco

Luis decide por fin que es hora de partir. Apoya la guitarra en el umbral; ya no la necesita. Se quita la ropa, los anteojos, los rulos, la cadenita… hasta la voz deja. Abandona todo, o casi. No puede borrar el duende tatuado en su hombro izquierdo. Fermín lo acompaña desde que dio el primer paso y será la contraseña para entrar en la vida cuando dé el último, el que acaba de dar mientras los niños lo saludamos con mensajes escritos en el cielo.

4 comentarios:

Sandra Montelpare dijo...

Bellísimo homenaje al alma de diamante! Creás un clima muy intimista, como las canciones de Luis. Saludos van!

fernando andrés puga dijo...

gracias sandra

fernando andrés puga dijo...

gracias sandra

El Titán dijo...

coincido: muy bello homenaje