Al Charo Figuerencio no le gana nadie en velocidad. Cocinero en jefe de las gamelas de los carboníferos, era capaz de cocinar mulitas en simultáneo mejor que un maestro de ajedrez derrotaba adversarios. Así que cuando pusieran ese deporte en la tele, razonaban todos, el Charo se hacía famoso, recontrafamoso.
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3 comentarios:
todo por la fama...yo prefiero ser lento y morir abrazado a una amapola...
Me gustó ese deporte. Me entrenaré...
¿Y si uno se muere como abrazáu a un rencor? :)
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