viernes, 2 de julio de 2010

Londres - Héctor Ranea


Carlos cuenta sus paseos por las calles que visitara aquel infame Jack. Estremece oírle como cuando cuenta sus paseos en tren por el conurbano, tal es su potencia narrativa. Si bien las actuales noches de Londres distan mucho de parecerse a las que cobijaban los crímenes del Ripper, dice Carlos que cierto escalofrío recorre la piel al evocar tanta sangre. La sensación es la de que un ala inmensa bate sangre vaporizada entre la nuca y el coxis que se hielan ipso facto sobre uno como si cayera una niebla roja sobre la piel, a pesar de las vestiduras. Supongo que ese vapor llega aún más abajo, entre las piernas.

3 comentarios:

Javier López dijo...

Ogui, ¿te has empeñado en hacernos sentir escalofríos? Pues lo conseguiste.
Esa enorme ala que bate sangre vaporizada, es una imagen poderosísima.
Mis felicitaciones.

Ogui dijo...

Gracias, Javi!

SamurayaCanela dijo...

Excelente texo, Héctor. Me gustó mucho.

Gabriela Aguilera