Dejó el libro abierto en la página ciento catorce, donde el protagonista de la novela quedaba encerrado en un departamento, a merced del asesino. Sonó el portero eléctrico y Juan atendió.
—No puedo bajar a abrirte —dijo con voz segura—. Tengo que terminar la novela.
Lo encontraron dos días después, muerto, con un libro sobre el pecho abierto en la página ciento quince.
1 comentario:
He creado un enlace con mi blog, cuando termine de subir mis brves y brevísimos aparecerá allí. Me gusta tu estilo, llevaré tu micro rrr. a mi taller.
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