Desde que algo se presentía. Desde aquel abrazo de despedida que vuelve en un regreso infinito en cada chau. Desde aquellos tomates partidos y perdidos. Desde aquel apuro que salió apurado y quedó en todos lados. Desde que se fue con vos. Desde que a vos también te dejó haciéndose tuya y mía para siempre. Desde las arenas blancas donde paseamos. Desde que se fue te la di y como se te fue se la diste a otro. Y ahora la llamo y mañana la veré.
¿Me dará alguien a mi mujer?
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