Mariángeles Salgueiro ha descubierto que tiene una poderosísima pero aterradora habilidad. Con sólo mirar a los ojos de una persona, es capaz de conocer, a través de cálculos específicos, todos los sucesos de su vida. Tanto del pasado como del presente y futuro: su edad actual, el año que perdió su primer diente, su número de identidad, la hora a la que se levanta diariamente e, incluso, la fecha y el modo exacto de su defunción. Precisamente, por la exactitud de los pronósticos, decidió exiliarse en la selva con el fin de evitar la visualización de las tragedias. Aún así, lejos de la civilización, Mariángeles avistó de nuevo la fatalidad. Esta vez, la desventura más terrible que jamás había observado. Sin advertir, eso sí, que los ojos que divisó ese día, al lado de un río, eran los de su reflejo.
1 comentario:
Bien, qué intensidad y fuerza de narración. Me saco el sombrero. Un final que abre puertas, ventanas, incertidumbres... ¡¡¡Felicitaciones!!!
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