—¿Usted no pide nada de comer? —me preguntó el jefe durante la cena de empresa.
—No. Yo me alimento de minificciones —respondí con convicción.
—A ver... explíquese. No le entiendo —inquirió él nuevamente.
—Pues si hubiera pedido bistec, como usted, no habría tenido lugar esta conversación. Y entonces no estaría escribiendo esto, que es una minificción —apostillé.
—No. Yo me alimento de minificciones —respondí con convicción.
—A ver... explíquese. No le entiendo —inquirió él nuevamente.
—Pues si hubiera pedido bistec, como usted, no habría tenido lugar esta conversación. Y entonces no estaría escribiendo esto, que es una minificción —apostillé.
4 comentarios:
Con ustedes Javier López, mejor conocido en la blogósfera como "El minificcionófago". Excelente cuento, Javi.
¡Gracias, Carmen!
Me llena de orgullo tu elección, y por supuesto, tu comentario.
¡Muy bueno! Un cuento que se recorre por un camino circular, con ingenio y en formato de esfera.
Gracias, María.
Muy bueno también tu comentario, me gustó eso del formato esfera. Lo anoto!
Saludos.
Javi.
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