Cuando alguien muere, sus recuerdos y experiencias son concentrados en una colosal computadora, instalada en un planeta invisible. Ahí queda la historia íntima de cada ser humano, para propósitos que no se pueden revelar.
Enfermo de curiosidad, el diablo ronda alrededor de ese planeta.
* Publicado en El Cuento, tomo XVI, año XXIII, núm. 101, ene.-mar, 1987.
4 comentarios:
Ouch...
:)
Si el diablo fuera cuentista...
Un microrrelato fantástico (por su género y por su estética) con fluidez y naturalidad. Ese mundo, claro, me llena de curiosidad...
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