VACACIONES DE INFIERNO
Jorge Martín
Los quiero con todo mi corazón, aunque hoy les dejaría comida para quince días y un guardián blindado para cuidarlos y partiría sin demora a un lugar lejano y oculto. Pero no tardarían en ubicarme con su omnisciencia tecnológica. Vienen equipados y operan con pericia cualquier tecnología aun antes de gatear. Inútil desconectar cualquier aparato, en segundos destraban los seguros y averiguan el código secreto. A mi regreso encontraría al guardián fragmentado en diminutas piezas y ni rastro de comida. Los rostros angelicales ocultan con eficacia su condición de agentes del caos y el agotamiento. Persisten en mirarnos desde abajo como si la desventaja fuera nuestra. Ellos saben que portan nuestro ADN corregido y aumentado y no veo la hora de que vuelvan al colegio.
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