Saurio
Oíme bien, ni se te ocurra comer camello, conejo, cerdo, águila, quebrantahueso, azor, gallinazo, milano, cuervo, avestruz, lechuza, gaviota, gavilán, buho, íbis, somormujo, pelícano, buitre, calamón, cigüeña, abubilla, garza, murciélago, comadreja, ratón, rana, erizo, cocodrilo, lagarto, lagartija, camaleón, todo reptil que se arrastre, cualquier cosa acuática sin aletas ni escamas, nada que no rumie ni que tenga la pezuña hendida ni ningún insecto alado de cuatro patas. Haceme caso, te lo digo yo, son todos bichos inmundos, no dejes que sus cadáveres toquen tus vestidos, tus pieles, tus bolsas, tus objetos de madera, tus vasijas, tus alimentos, ninguna de tus propiedades, porque, sabés, la ley —mi ley— dice que vas a tener que tirar todo a la basura y no queremos que eso pase, ¿no?
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