Sabía que tenía que hacerlo. Esa persona estaba haciendo mucho daño a sus personas queridas y ellas no tenían el poder y el dinero para combatirle. Recordó la última vez que utilizó su maldición. Escribió un pequeño relato acerca del matón que le hacía la vida imposible en el instituto y se lo dio a leer a la gente. A los pocos días, el matón murió repentinamente. Supo lo que había pasado. Sólo apuntó el arma y canalizó la energía de la gente que leyó el cuento... como ahora.
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