Querida Tamar:
Desde pequeño he odiado las demoras. Ya se ha ocultado el sol y ha venido la luna, mujer impuntual. Ayer acordamos estar al atardecer en tu cuerpo. Te dejo y sigilosamente me aproximo al mío.
Onán.
Desde pequeño he odiado las demoras. Ya se ha ocultado el sol y ha venido la luna, mujer impuntual. Ayer acordamos estar al atardecer en tu cuerpo. Te dejo y sigilosamente me aproximo al mío.
Onán.
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