El arca estaba terminada, los animales en sus jaulas y el diluvio comenzaba. Noé como todo campesino de la pradera no era un ducho en las cuestiones del mar. Fue una verdadera lástima su impericia como navegante. El inevitable naufragio ocurrió al tercer día. Hoy a 3500 años del naufragio, la tierra continúa muerta.
Sobre el autor: Carlos Feinstein
Sobre el autor: Carlos Feinstein
1 comentario:
¡Muy bueno, Carlos! Esto explica muchas cosas.
Publicar un comentario