—Las bombas de protones tienden a permanecer activas. Por eso debemos desactivarlas cada veinticuatro horas. Y así logramos que el ácido clorhídrico no salga de su cápsula y haga estragos en las paredes nuevamente. De hecho, la grieta más importante, ya está prácticamente cerrada. En catorce días volveremos a hacer una inspección y si confirmamos que el campo de trabajo se ha neutralizado, entonces atacaremos al enemigo con la artillería pesada. Aunque haya que tomar decisiones drásticas, tenemos que asegurarnos la muerte del Helycobacter pílori, ¿me comprende?
—Comprendo. Haré lo que tenga que hacer, con tal de evitar el quirófano doctor. Le tengo fobia a las agujas.
Tomado de: http://sanchezclaudiabe.blogspot.com/
Imagen de the-surreal-arts
3 comentarios:
Ojalá se salve del quirófano si es lo que quiere. Sus precauciones está tomando.
Muy buen micro.
Saludos
Claudia, me encantó esa radicalidad, esa desproporción.
Buenísima tu mini.
Cuando llegué al Helicobacter re entendí todo.De todas maneras, lo tuve que volver a leer para apreciar mejor lo bien tejido que está este cuento, y lo bien colocadas que están las palabras (además, creo que lo aprecié más por una deformación profesional doble: de matasanos y de portador de úlcera con Helicobacter...).
Te felicito.
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