De Sara, me he quedado sus ojos verdes, de Noelia sus labios carnosos, de Alicia su cabello negro azabache, de Cristina sus largas piernas, de Patricia su generoso corazón y así he ido recomponiendo a la mujer de mis sueños. Ahora, con las manos manchadas de sangre, me pregunto qué hacer con todas las piezas que sobran.
Tomado de http://nocomentsno.blogspot.com/
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