ANGUSTIA
Roberto Ortiz
Leyendo
El pozo y el péndulo del también autor de
El cuervo y
El gato negro, uno llega a creer que no hay desconsuelo que valga cuando el deterioro del hombre no es otra cosa que una proyección (o extensión) de las angustias más oscuras. Es como si la muerte sondeara nuestros fantasmas para luego pasarnos la factura. Situaciones límite como el saber que hay algo en el pozo y no poder hacer nada, pues el tiempo corre como el avestruz en pleno aguacero, al compás del péndulo que suena: tic, tic, tic… y el tac que nunca llega…
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