martes, 5 de agosto de 2008

Borges y Homero - Gerardo Horacio Porcayo


BORGES Y HOMERO
Gerardo Horacio Porcayo

—Mis hexámetros me trajeron a este reducto. Hasta que llegaste tú, vivía otro tipo de tormento —dijo el poeta ciego, despatarrado, desnudo, con los miembros rotos.
Al otro lado de un charco de aguas barrosas, Borges, en similar estado, con la garganta hecha un desierto, respondió con voz apenas audible:
—Es mi culpa. Yo imaginé este encuentro.
—Entonces tú eres mi heredero. El amo de estos dominios me condenó por eso, hace tiempo. Aseguró que sólo la palabra de mi seguidor me daría la baronía a la que aspiro. Me haría merecedor de mi premio por iniciar lo que algún día sería el género novelístico. ¿Qué nombre me diste en esa ficción?
—Argos...
—No en balde esta vida de perro —dijo y con cada palabra, fue desapareciendo.

No hay comentarios: