CARA DE HEREJE
Saurio
Ya le había agarrado la mano al asunto y esta vez no había sido diferente: jugaba con Dinah en una tarde aburrida, un ovillo de lana se había ido hasta la chimenea, lo fue a buscar, se metió y cuando salió estaba en un mundo colorido y poblado por extrañas criaturas.
Caminó un rato por un sendero. Todo acá era mucho más brillante que los mundos victorianos que antes había visitado y eso le gustaba. ¿Con qué juego se relacionaría esta aventura? La respuesta vino de parte de un curioso animalito amarillo, mezcla de rata, conejo y hamster:
—Pika, Pika, Pika... ¡chuuuuuuuuu!
—¿Eh?
—Tuve que modernizarme, Alicia —dijo una voz desde el cielo—. Hoy los pibes están en otra.
Saurio
Ya le había agarrado la mano al asunto y esta vez no había sido diferente: jugaba con Dinah en una tarde aburrida, un ovillo de lana se había ido hasta la chimenea, lo fue a buscar, se metió y cuando salió estaba en un mundo colorido y poblado por extrañas criaturas.
Caminó un rato por un sendero. Todo acá era mucho más brillante que los mundos victorianos que antes había visitado y eso le gustaba. ¿Con qué juego se relacionaría esta aventura? La respuesta vino de parte de un curioso animalito amarillo, mezcla de rata, conejo y hamster:
—Pika, Pika, Pika... ¡chuuuuuuuuu!
—¿Eh?
—Tuve que modernizarme, Alicia —dijo una voz desde el cielo—. Hoy los pibes están en otra.
1 comentario:
Sin que me produjese agrabilidad lectora.
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