jueves, 21 de agosto de 2008

Cresta de gallo - Héctor Ranea

CRESTA DE GALLO
Héctor Ranea

El joven sin nombre lloraba porque el cacique lo casaba con la vieja. La niña lloraba porque el cacique la casó con un viejo. El cacique Cresta de Gallo selló así su destino. Era eterno, pero los caminos del Huechulafquén son infinitos e hicieron que el joven, una vez crecido, pudiera lancearlo a Kaniupil y así le sacó los tres corazones del pecho y las cuatro crestas de gallo de la testuz antes de que saliera el sol en la selva. La vieja con la que lo obligó a casarse era la bruja que puso en el lonko los tres corazones y le contó el secreto al muchacho antes de morir. Así termina el cuento.

1 comentario:

Ogui dijo...

NOTA: Esta miniatura es una interpretación para el final de un relato en un libro de Bertha Kössler – Ilg “Tradiciones Araucanas.”