martes, 5 de agosto de 2008

De chaneques y desapariciones - Gonzalo Álvarez del Villar


DE CHANEQUES Y DESAPARICIONES
Gonzalo Álvarez del Villar

Elvia estaba harta: anteojos, llaves, tarjeta de crédito, lentes… se esfumaban, y aunque finalmente reaparecieran en los lugares más inverosímiles, la búsqueda la estresaba. Era el turno del celular. Mientras escudriñaba, recordó las palabras de Mayte:
—Son los chaneques, querida, pequeñas criaturas (hombres y mujeres) bien maloras. Esconden tus cosas, nomás por el gusto de hacerte rabiar.
Hizo un mohín de disgusto. Se hacía tarde. Decidió llamar del teléfono fijo para localizar el móvil. Fue a su habitación, donde descubrió a su hijo Gabriel sobre la cama, entretenido con un muñeco.
El niño volteó a verla y desde la inocencia de sus cuatro años, acariciándola con la mirada, mostró unos afilados dientes y dijo:
—Mira, má, ya me está saliendo bigote.

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