DEFENDER EL ORGULLO
Alejandro Bentivoglio
El hombre puso la manzana en la cabeza del niño. Luego se alejó ante la mirada de los otros. Colocó la flecha en el arco y lo tensó al máximo.
—¿Qué sucederá con su hijo? —preguntó uno de los presentes, observando al arquero y luego al niño.
—¿Hijos? —respondió el otro—. Él no tiene hijos...
Y luego, la saeta cruzó el aire.
Dakota/memorias de una muñeca inflable.
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