OBRA DIVINA (VARIACIÓN VIII)
Eduardo Gallego & Guillem Sánchez
Dios contempló Su Obra, y la halló buena. Los cúmulos de galaxias refulgían como la plata, etcétera. Mas súbitamente, lo inesperado ocurrió. La creación quedó en suspenso, congelada.
Un negro espanto se abatió sobre Dios, que miró al Tribunal de Ingeniería Técnica Cosmológica con semblante demudado.
—La diapositiva ha vuelto a atascarse en el proyector… —balbució.
Al presidente del Tribunal se le escapó un bufido.
—No me extraña. A estas alturas, ¿a quién se le ocurre diseñar una presentación con filminas de 35 mm? ¿En qué milenio vive usted? ¡Digitalícelas! ¿Acaso no se ha enterado de que existen ordenadores y programas como el Pogüerpóin? Madre mía, estos opositores son incapaces de actualizarse… ¡Que venga el bedel, a ver si lo arregla!
Eduardo Gallego & Guillem Sánchez
Dios contempló Su Obra, y la halló buena. Los cúmulos de galaxias refulgían como la plata, etcétera. Mas súbitamente, lo inesperado ocurrió. La creación quedó en suspenso, congelada.
Un negro espanto se abatió sobre Dios, que miró al Tribunal de Ingeniería Técnica Cosmológica con semblante demudado.
—La diapositiva ha vuelto a atascarse en el proyector… —balbució.
Al presidente del Tribunal se le escapó un bufido.
—No me extraña. A estas alturas, ¿a quién se le ocurre diseñar una presentación con filminas de 35 mm? ¿En qué milenio vive usted? ¡Digitalícelas! ¿Acaso no se ha enterado de que existen ordenadores y programas como el Pogüerpóin? Madre mía, estos opositores son incapaces de actualizarse… ¡Que venga el bedel, a ver si lo arregla!
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